Recorrer sus calles, admirar sus casonas y sus iglesias rememoran los tiempos cuando los colonizadores decidieron establecerse en este barrio, atraídos por sus bellezas naturales y su tranquilidad. Es Coyoacán, el “lugar de los que tienen o poseen coyotes”.
La historia de esta demarcación política capitalina se remonta a la época prehispánica, al ser un lugar consagrado a uno de los más importantes dioses mexicas, Tezcatlipoca, cuyo nahual (ser que por las noches se transformaba en animal) era precisamente un coyote.