Mientras el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha prometido responder a la próxima amenaza de Corea del Norte con “un fuego y una furia que el mundo nunca ha visto”, Pionyang ha desafiado al mandatario norteamericano con un posible ataque a la base norteamericana en la isla de Guam.
Lejos de decidirse a desatar un conflicto nuclear que provocaría numerosas bajas humanas, Washington ha elegido bajar el tono y sacrificar su credibilidad, opina el columnista de la revista ‘New York’, Jonathan Chait.
Ese analista cita un texto del diario ‘The New York Times’, según el cual Trump habría improvisado sus amenazas sin consultar a sus asesores, de los cuales ninguno apoyaría su discurso belicista. Así, el periódico estimó que el inquilino de la Casa Blanca se encontraría con ánimo de polemizar tras leer un informe sobre los avances armamentísticos de Corea del Norte para crear una ojiva nuclear en miniatura.