Craig Cobb, un supremacista que aceptó recibir sus análisis de ADN en un programa de televisión en Estados Unidos, sufrió al enterarse que su origen es 86 por ciento europeo y 14 por ciento africano.
La cara de sorpresa de los asistentes al programa, así como de la conductora afroamericana, fueron tan evidentes que hasta la presentadora le extendió el puño al líder neonazi diciéndole hermano.
Sin embargo, Craig expresó su inconformidad por los resultados, pues no podía creer su sangre no fuera pura.
Algunos sociólogos se dieron a la tarea de investigar por qué los neonazis reaccionan de tal forma cuando se enteran que su prueba de ADN no coincide con sus ideales o su color de piel.
En un famoso sitio neonazi de Internet, los investigadores siguieron el caso de 153 individuos que se hicieron una prueba de ADN para certificar ante todo su estulticia.
Dos tercios de los neonazis investigados se sintieron fuertemente decepcionados al enterarse que no eran 100% europeos. Los investigadores no publicaron si los sujetos siguieron siendo 100% necios luego del examen. (Vía: The Atlantic)
Como bien lo demostró el psicólogo Erich Fromm en su libro El corazón del hombre, el fascismo usa la endogamia y la xenofobia como una forma de perpetuar, en un círculo vicioso, su ignorancia sobre lo que yace más allá de sus fronteras mentales, morales y políticas.