El tercer escalón es difícil, de hecho para muchos es la delgada línea entre la juventud y la verdadera madurez. Y no existe una edad específica en la que deberías empezar o dejar de hacer cosas, pero sería bueno que la madurez te ayudará a dejar todo lo malo.
Depender financieramente de otros: Ya tienes 30, tienes buen cuerpo, buena salud, buena mente, ya es hora de que te hagas cargo de ti misma.
No tener un fondo de emergencia: Deberías tener uno en tus 20s, pero si lograste sobrevivir sin uno, definitivamente lo necesitas ahora, sin importar si tienes familia o no.
Quedarte en una mala relación por mucho tiempo: Aunque te asuste mucho la idea de convertirte en la próxima Bridget Jones, te debería de asustar más la idea de quedarte en una mala relación por el simple hecho de no querer estar sola.
No llamarte feminista por culpa de otros chicos: Si crees que los chicos automáticamente te llamarán “feminazi”, es porque necesitas empezar a juntarte con otro tipo de gente.
No desestresarte lo suficiente: Acumular el estrés dentro y pensar que puedes lidiar con él después, no sólo te hace mucho daño, sino que también te quita juventud… y salud. Haz lo que tengas que hacer, ¡pero relájate!
No darle prioridad al sueño: Claro, en tus 20s podrías madrugar sin problemas, pero tu cuerpo poco a poco te irá cobrando factura. No tolero que la gente diga que el sueño es una pérdida de tiempo… ¿acaso no han investigado lo que el sueño le hace a su cuerpo?
No creer en el poder del bloqueador solar: Cuando era adolescente quería broncearme, y convenientemente odiaba ponerme bloqueador solar cada que iba a la playa.
No ir al doctor: Mi novio se aguantó una peritonitis por más de 10 días. Al borde de la muerte se dio cuenta que no era una buena idea no querer ir al doctor. Ya tienes 30, ya no eres invencible y deberías checarte regularmente.
Hacer dietas rápidas: No comer por 2 días para caber en tu vestido de dama de honor es una muy mala idea. No sólo pones en riesgo tus niveles de energía, sino tu concentración, tu estado mental y, por supuesto, tu salud.
Llegar tarde y pensar que es lindo: Pon múltiples alarmas si es necesario, pero aprende a respetar el tiempo de los demás. A veces eso significa ir a un lugar sin maquillaje, pero créeme, la gente preferirá verte ahí, que arreglada, pero horas más tarde.
No hacer lo que dijiste que harías: Repite conmigo: “Trataré de evitar hacer promesas que no puedo cumplir y disculparme luego”. ¡Honra tus compromisos!