PARA ALGUNOS EXPERTOS la actual escena económica global podría degenerar pronto en una recesión. El argumento es que la fase de expansión luego de la crisis 2008-2009 ya se prolongó demasiado.
Además está la guerra comercial con el proteccionismo de vuelta, junto con los efectos del realineamiento de tasas, incluido EU, guste o no a Donald Trump.
El panorama obligaría a México a ser conservador. Sin embargo los últimos 15 días han resultado preocupantes por algunos mensajes del equipo de transición y del propio Andrés Manuel López Obrador con respecto a la política energética.
La propia consulta ciudadana para cancelar el NAIM que lleva Federico Patiño, complica más la percepción, dado el precedente que se abrirá y los riesgos para la certeza a las inversiones.
Un rubro hoy muy preocupado es el automotriz. Amén de los desafíos que se traducirán con el T-MEC que será rubricado por Enrique Peña Nieto en noviembre, la coyuntura interna para ese ámbito se ve cuesta arriba.
Y es que a las débiles ventas internas, ahora se suman las iniciativas que hay en el Congreso para regularizar los autos ilegales o chocolates.
Incluso se habla de flexibilizar las reglas de importación. Hay un decreto que vence en marzo del 2019 y que hasta ahora ha detenido la llegada de toda esa chatarra desde EU.
En su momento la industria solicitó a ECONOMÍA de Ildefonso Guajardo que el plazo para su refrendo fuera transexenal, a fin de dar tiempo a negociar con el siguiente gobierno. Y justo en eso se está.
Participan AMIA de Eduardo Solís, AMDA de Guillermo Prieto, ANPACT de Miguel Elizalde e INA de Oscar Albin y hay poca claridad.
Hay enormes presiones y no se descarta que se repita lo sucedido con Vicente Fox cuando se terminó por ceder para abrir la importación de autos.
El senador Jaime Bonilla, cercano a AMLO, no ha quitado el dedo del renglón para que se abra la frontera a las unidades usadas.
En las filas de Morena hay otros que están en esa tesitura, aunque hacen contrapeso Alfonso Romo, Julio Scherer quien ocupará la consejería jurídica, Graciela Márquez próxima titular de ECONOMÍA. La última palabra la tendrá AMLO y lo que se decida vendrá desde el Congreso.
Sólo del 2006 al 2009 se importaron 5 millones de autos usados. Para la industria fue una década pérdida ya que fue hasta 2016 cuando las ventas de nuevos alcanzaron un récord con un millón 603 mil unidades.
Van ya dos años consecutivos con números negativos. Este 2018 debido a la caída del poder de compra y al alza de las tasas se proyecta cerrar por debajo del millón 450 mil unidades, o sea una baja del 5%.
Para 2019 el panorama no es mejor. Según la AMDA que lleva Guillermo Rosales, el mercado volvería a ajustarse un 1% para ubicarse en un millón 429 mil autos.
La cifra será peor si el gobierno de AMLO mueve las fichas del tablero, máxime el complejo entorno global.
Así que rubro de autos en ascuas.