Los pasos a seguir para lograr la alimentación correcta de los más pequeños.
Más de una vez, madres y padres se enfrentan al momento más complicado del día a la hora de comer. Por los horarios y exigencias escolares y laborales, muchas familias comparten únicamente la cena y es allí cuando se presenta el desafío de un menú único, o uno especial para los chicos y otro, para los adultos. La doctora Norma Piazza, médica pediatra especialista en nutrición y secretaria del Comité de Nutrición de la Sociedad Argentina de Pediatría, señaló los pasos a seguir para lograr la alimentación correcta de los más pequeños.
La especialista destacó que es importante “hacer varias consideraciones previas”, y esto comienza cuando el niño nace. A modo de ejemplo, explicó que “la alimentación de la madre que lacta modifica el sabor de la leche; por lo tanto, el bebé tiene mayor plasticidad a la aceptación de los alimentos que aquel que recibe fórmulas o leche de vaca, cuyos sabores son estables”. En esa instancia, es primordial “amamantar según la demanda, interpretarla adecuadamente y no usarla para evitar el llanto por otro requerimiento (como sueño, juego o cólicos)”.
Piazza destacó que “los hábitos alimentarios se comienzan a establecer desde edades tempranas, moldeando la conducta” de los chicos en este sentido, por lo cual describió como “trascendental la enseñanza de las primeras papillas”. La médica indicó que “se debe dedicar el tiempo suficiente para permitir explorar con todos los sentidos, tocar, enchastrar, mirar, observar, oler y degustar un alimento nuevo por vez”.
Como estas costumbres alimenticias se adquieren desde pequeños, es importante tener en cuenta que “es normal que un bebé necesite probar hasta doce veces para aceptar” una nueva comida.
En tanto, la especialista lanzó una serie de recomendaciones para esta etapa del niño. Entre ellas:
- no abandonar la oferta;
- establecer horarios y mantenerlos;
- crear un ambiente tranquilo, sin interferencias de pantallas u otros elementos que distraigan la atención del binomio madre/padre-hijo/a y
- optar por alimentos naturales y caseros.
Poco después, a los 2 años, los chicos “pasan por la etapa de la neofobia, donde rechazan sabores nuevos e incluso los que aceptaban sin dificultad”, sostuvo la médica al tiempo que añadió que aseguró que “esto es esperable” y que “acompañar sin forzar contribuye a superarlo sin dificultades posteriores”.
Por otra parte, un punto importante son los “rechazos por alimentos y comidas de los padres, que se reflejan en sus hijos/as. Si bien “el modelo parental tiene una fuerte influencia”, según afirmó Piazza, hay factores externos que también hacen lo suyo: “Las publicidades de alimentos y bebidas están dirigidas, en su mayoría, a la niñez: las transmiten alrededor de 20 minutos por hora de programa infantil y estimulan el consumo con líderes y premios”.
Entre los “sí” y los “no” a la hora de comer, la nutricionista destacó:
- La lactancia materna no es reemplazable, sólo en casos extremos.
- Nunca ofrecer un alimento nuevo en situación de enfermedad, ya que eso se asociará a la dolencia.
- Ofrecer sin insistir, pero consumirlo en el entorno.
- No dejar que el niño coma solo frente al televisor ni en su cuarto.
- La bebida ideal y necesaria es el agua.
- La fruta es la mejor opción como postre.
En esa línea, aclaró que “la comensalidad familiar contribuye a una mejor alimentación y estado de salud en general, pero se debe hacer la salvedad que es compartir el momento, no estar conectados a pantallas”, ya sean televisores, celulares, tablets, etc. Y concluyó: “Lograr una alimentación infantil adecuada es también responsabilidad del Estado”.
Chef Fran