Recuerda, el sol es tu peor enemigo si quieres lucir joven por siempre.
Durante años se ha dicho que las mujeres orientales tienen varios secretos de belleza que las hace lucir siempre jóvenes y hoy te serán revelados todos.
1. Invertir en mascarillas coreanas. Las chinas gastan hasta 270 euros o más al mes en productos de belleza, según datos de Fintonic, la aplicación que organiza cuentas y da consejos de ahorro. Y su cosmético estrella son las mascarillas coreanas.
“Al contrario de lo que ocurre en cremas y sueros, las mascarillas incluyen ingredientes filmógenos –que crean una capa impermeable–, oclusivos, absorbentes y/o ácidos que actúan directamente sobre la piel produciendo ese efecto inmediato”, explicaba Ana Rocamora, licenciada en Farmacia y vocal de la Sociedad Española de Químicos Cosméticos (SEQC). Esto las convierte en productos súper efectivos.
2. Vestir colores pastel. “Los colores claros contribuyen a que la imagen del que los viste parezca más juvenil. Los tonos oscuros provocan sombras en el rostro, marcando las líneas de expresión.
Un tono pastel suaviza las facciones. Además se asocian a los niños pequeños y, por lo tanto, dan una imagen menos adulta”, aclara Paz Herrera, directora de la asesoría de imagen Paz Herrera Studio.
3. Renunciar al azúcar y apostar por el jengibre Vivir envejece. Por mucho que nos pese, es así. Cada vez que respiramos nos hacemos un poquito más mayores. Pero una alimentación saludable retrasa las consecuencias del paso de tiempo.
Nada de lo que hay en su nevera es capaz de borrar las arrugas de los ojos, según sostiene la evidencia científica. Pero sí es posible frenar la oxidación celular. ¿Por ejemplo? Disminuyendo el consumo de azúcar, como explicaba Jesús Honorato Pérez, catedrático de Farmacología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra. Las chinas apenas lo consumen, según los estudios de mercado. Prefieren los sabores salados o picantes. Y entre sus alimentos fetiche, nunca faltan el jengibre y el ajonjolí negro, que neutralizan la acción de los radicales libres.
4.Protegerse a conciencia del sol. En China la belleza se refiere fundamentalmente al rostro y a la tez blanca y sin imperfecciones, conseguida a fuerza de protegerse del sol y aplicaciones multicapa de bases, protectores y blanqueadores de la piel.
Es quizá el rasgo más destacable frente a la piel bronceada, sinónimo de salud de los países occidentales. Las mujeres chinas utilizan a diario protección solar con un factor superior a 50 y las cremas de efecto blanqueador suponen el 50% de las ventas totales en cosmética facial. “En sus intentos por aclararse la piel, la mujer china molía las perlas y se las extendía por el rostro. El polvo extraído de las perlas potencia la regeneración celular, protege y aumenta la resistencia de la piel frente a las agresiones externas”, explica Blanca Rudilla Asensio, responsable de la firma de cosmética china Dai Chun Lin en Europa.
A falta de estudios, sí hay una verdad irrefutable: según el Instituto Gerontológico de Madrid, el principal agente externo del envejecimiento prematuro es la exposición a los rayos del sol, que destruyen el colágeno y la elastina de la piel y, por consiguiente, merman el soporte estructural de la misma.
5. Resguardarse en casa del estrés y del frío. El segundo mayor enemigo de las chinas después del sol es el frío. Solo beben agua caliente, y nunca toman helado. “Según la medicina china tradicional, el consumo de líquidos fríos altera el equilibrio del cuerpo y puede originar enfermedades, por ello lo ideal es beberlos a la misma temperatura del cuerpo, 36 ºC”, explica Blanca Rudilla.
6. Cumplir unos horarios rígidos de comida y descanso. Los chinos se despiertan temprano, se acuestan temprano y toman una siesta obligatoria después del almuerzo. Toda China desayuna, almuerza y cena al mismo tiempo. Está demostrado, según un estudio publicado en la revista ‘Science’ , que llevar unos horarios fijos ayuda a combatir el envejecimiento, ya que permite regular los ciclos circadianos ‘día-noche’, ayudándonos a descansar mejor y ser más productivos. Manteniendo unos hábitos regulares, en los que cumplamos siempre el mismo horario, aumentamos nuestra longevidad y calidad de vida.
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