A los estilos clásicos de cervezas se le suman las locuras, extravagancias y antojos de sus creadores: experimentos que pueden resultar en grandes victorias o terribles fiascos.
Catamos más de 15 cervezas con añadidos frutales, especiados y hasta con destilados. En una escala del 1 al 5 evaluamos aspectos como la orginalidad, el apego al estilo propuesto por cada cerveza y las sensaciones en nariz y boca.
Nuestras cinco favoritas son las que están enlistadas. Bienvenidos a replicar el experimento. Aquí una muestra y nuestro veredicto:
Sugoi (‘chidísimo’ en japonés)
La cervecería de “Tenochtitlán”, Monstruos de agua, se distingue por utilizar ingredientes de la cultura culinaria y herbolaria mexicana, que en este caso aterrizan en una cerveza clara adicionada con jengibre, néctar de agave y té limón.
“A diferencia de otras cervezas, en este ejercicio los ingredientes (el jengibre, el té limón, el maguey) no se opacan unos a otros”. Mariana Camacho, Directora editorial
Cru cru
La cervecería Cru cru hace su apuesta al estilo gose –una cerveza alemana que se distingue por su sabor salado- añadiéndole un toque 100% mexicano: sal de gusano y chapulines.
“Ligera y salada. Sin complejidad ni demasiado cuerpo. Tiene un tenue sabor a chapulín que surge después de los primeros tragos”. David Flores, Director de arte
Border Psycho
Desde Tijuana llega esta cervecería que se aventuró a preparar una american cream ale con piel de naranja y amaranto que aun puede verse dentro de la botella.
“Después de unos sorbos te deja un sabor sutil a naranja en la lengua. Tiene buen cuerpo”. Juan Pablo Tavera, Editor de foto
Jabalí Ancho
De las puertas de la cervecería Primus, en Querétaro, sale esta cerveza —edición de aniversario— color ámbar y con un leve picor pues fue adicionada con unos toques del licor Ancho Reyes.
“Huele a tamarindo y al probarla puedes notar el chile ancho en la punta de la lengua. Al final pica un poco y tiene un toque amargo agradable” Paulina Gutiérrez, Redactora
La Brü Maíz Azul
A esta cerveza de estilo cream ale le adicionaron maíz azul nativo, orgánico y cosechado en campos de Michoacán.
Le llaman slow beer porque donan un porcentaje de cada compra a proyectos del movimiento Slow Food.
“Es una cerveza que representa bien su estilo. Es fácil de tomar gracias a su bajo nivel de amargor. El maíz azul tal vez sea demasiado ligero en boca y también bastante sutil en
la nariz.” Shadia Asencio, Coeditora