Directores como colaboradores nos quebramos la cabeza buscando soluciones nunca antes vistas por el mercado, mientras ignoramos oportunidades de mejorar el servicio que ya ofrecemos.
“La única forma de tener buenas ideas es tener muchas ideas”.
Linus Pauling
Ahora escuchamos por todos lados la palabra ‘emprendimiento’ y las historias casi heroicas que de él se desprenden, esas protagonizadas por personas que tenían una idea en mente, la pusieron en práctica y, finalmente, después de algunos fracasos se convirtieron en grandes empresarios que no conformes con las grandes recompensas obtenidas siguen buscando cómo innovar en sus negocios y mantener su ventaja competitiva.
Sin duda siempre es emocionante conocer estas historias de éxito, pero al mismo tiempo me resulta inevitable preguntarme qué lugar ocupa mi empresa familiar, que opera bajo una estructura tradicional desde hace décadas, en este ecosistema dinámico de negocios donde las reglas cambian constantemente. Me pregunto si mi negocio estará a la altura de los nuevos retos globales y las exigencias de los clientes; o si lo que ofrece mi empresa será capaz de retener a los colaboradores (o a los familiares incluso) y motivarlos para canalizar todas sus habilidades e ideas creativas al negocio frente a la seductora posibilidad de dejarlo todo para emprender el negocio de sus sueños. Son dudas normales que pueden aparecer en la mente de cualquier director que se mantiene al tanto de las tendencias en los negocios y está alerta para no quedarse al margen de ellas.
Para mí, la respuesta a dichas preguntas está en el intraemprendimiento, una práctica que la academia define como el tipo de emprendimiento que surge o reside dentro de las fronteras de empresas ya existentes. Personalmente, me gusta la definición del académico Manuel Alfonso Garzón Castrillón quien sostiene que el intraemprendimiento “es una invención social que permite a las personas expresar su propio potencial”, en beneficio de la empresa, agregaría yo.
Así pues, el intraemprendimiento consiste en echar a andar ideas innovadoras que nacen al interior de la propia empresa, producto de la curiosidad, la pasión o el buen ojo de un colaborador que encontró una nueva forma de solucionar un problema o mejorar un proceso al interior de la negocio.
En el caso de las empresas familiares, he visto cómo el intraemprendimiento resulta un excelente aliado en el proceso de sucesión y un factor clave en la construcción de una cultura organizacional basada en la innovación y la creatividad, activos fundamentales para garantizar la permanencia del negocio. Estas son algunas ventajas del intraemprendimiento y su impacto:
- Permite explorar y desarrollar nuevos negocios sin descuidar el ‘core business’ de la empresa.
- Funciona como una herramienta para medir el pulso del mercado, vislumbrar cambios y tendencias e integrarlos paulatinamente al producto o servicio que ofrecemos.
- En el contexto familiar, representa una coyuntura ideal para escuchar las ideas, inquietudes o sugerencias de la siguiente generación y tomarlas realmente en cuenta en los planes de la empresa.
- Se convierte en una fuente de aprendizaje práctico que beneficia a toda la empresa pero sobre todo a quienes ejecutan o se involucran en el proyecto.
- Permite hacer alianzas y crear redes de contactos profesionales para fortalecer futuros proyectos.
- Aunque no debe ser el principal objetivo, el intraemprendimiento también puede utilizarse para evaluar o poner a prueba las capacidades de aquellos elementos que muestran potencial directivo.
Pero ojo, como cualquier otro de los beneficios producto del capital humano, para tener proyectos de intraemprendimiento exitosos es importante que la empresa establezca esquemas claros que incentiven y reconozcan el esfuerzo de los intraemprendedores; las recompensas pueden variar en función del giro o cultura de la organización, algunos ejemplos son incentivos económicos (bonos, automóviles) o emocionales (horario flexible), crecimiento al interior de la empresa o bien ceder el control o parte de los derechos o ganancias del proyecto al equipo que desarrolló el proyecto. Si en lugar de esto, tus colaboradores sólo encuentran obstáculos y puertas cerradas, ten por seguro que en lugar de crecer al interior de tu empresa, esas ideas innovadoras se transformarán en emprendimientos propios que en el futuro podrían incluso ser una competencia para tu negocio.
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