La falta de un presupuesto definido para rehabilitar las seis refinerías y la construcción de la refinería en tres años siembra dudas en el sector energético del país.
El plan de refinación del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador para reducir las importaciones y lograr la autosuficiencia energética parece un conjunto de ocurrencias costosas, pues sus metas no se alcanzarán en los siguientes tres años, de acuerdo con analistas consultados por Forbes México.
El pasado 9 de diciembre, en el municipio de Dos Bocas, Tabasco, el mandatario, la secretaria de Energía, Rocío Nahle, y el director de Petróleos Mexicanos (Pemex), Octavio Romero Oropeza, revelaron detalles de su plan para aumentar la refinación nacional de combustibles, mediante la rehabilitación de los seis complejos refinadores y la construcción de una refinería.
“En un primer año esperamos disparar la producción en forma significativa y, a mediados del 2020, llegar a la meta final de producción de 600,000 barriles de gasolina por día”, dijo Nahle durante la presentación del plan en Tabasco.
El mandatario mexicano dijo que Petróleos Mexicanos (Pemex) tendrá una inversión adicional de 75,000 millones de pesos (mdp) de lo autorizado en 2018, y será financiado toda la actividad con el plan de austeridad republicana.
La socia fundadora de la consultora Brilliant Energy, Miriam Grunstein, describió el plan como “ocurrencias muy caras”, pues si Andrés Manuel López Obrador es un hombre que cree en la austeridad republicana, debería cuidar “dónde tira el dinero”.
“Aventar números sobre lo que se necesita hacer, eso cualquier gobierno lo hace, también licitar los contratos de obra pública, y que dios nos agarre confesados porque generalmente son corruptos y carísimos. Pero determinar a ciencia cierta que con estas medidas vamos a incrementar tal porcentaje de petrolíferos que van a incrementar nuestro abasto, eso es un dato místico, nunca lo hemos sabido”, declaró.
Una nueva refinería
En 566 hectáreas de propiedad federal, en el municipio de Dos Bocas, el nuevo gobierno pretende construir una refinería con una capacidad para procesar 340,000 barriles por día, que manejará un crudo de 22 grados API, es decir, un petróleo pesado con 17 plantas de proceso y 93 tanques y esferas de almacenamiento, con una licitación para construirla prevista para marzo del próximo año.
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Los parámetros internacionales para construir una refinería que procese 340,000 barriles de petróleo diarios tarda más de tres años, declaró Arturo Carranza, analista de la firma energética Mercury.
“No hay historia de ningún país que haya levantado una refinería en tres años, al menos con capacidad 340,000 barriles”, agregó.
Pech estimó que el complejo de Dos Bocas estaría listo hasta 2024.
“Por el tiempo que suelen tardar estos proyectos en materializarse en cualquier lugar del mundo, yo veo que en tres años es altamente improbable que esta refinería esté operando, y menos con precios eficientes”, coincidió Grunstein.
Nahle dijo que el proyecto ubicado en el estado natal del presidente tiene como ventaja su cercanía con muelles de carga y descarga para el despacho de combustibles. “De aquí podrá salir el producto mediante buque-tanques a Puerto Progreso y satisfacer la demanda en la Península de Yucatán. Asimismo, también podrán salir hacia el puerto de Tuxpan y de ahí conectar, a través del poliducto, hacia el centro de la República, para sumarse al abastecimiento que cubren, hoy en día, las refinerías de Tula y Salamanca. También tendrán la opción los barcos de descargar en la terminal de Pajaritos y ahí conectar al ducto que cruza hacia Salina Cruz, donde se abastecen gran parte al occidente de México”.
Grunstein duda de este plan porque la refinería de Tabasco no estará en función de los centros importantes de consumo, sino de producción, además de que enfrentará otros problemas como el robo de combustible, las intervenciones sindicales y bajas de salarios en Pemex significativos.
“¿Cómo va a hacer llegar esa gasolina, sin ineficiencias, al centro del país? Eso también preocupa mucho. López Obrador anunció la maquila del petróleo pero hay que construir los sistemas de transporte, almacenamiento y distribución necesarios para que el suministro en el resto del país sea eficiente”, mencionó.
Según la Comisión Reguladora de Energía (CRE), el costo de transportar un barril de gasolina por buque-tanque es de dos veces el costo por ducto. Por ferrocarril aumenta a seis veces y por pipa se dispara hasta 14 comparado con el ducto.
Diagnóstico sin costos
El gobierno pretende revertir la actual importación de combustibles desde Estados Unidos, que supera el 80% del consumo nacional. El Sistema Nacional de Refinación tiene una capacidad de procesamiento de 1.54 millones de barriles diarios, suficiente para cubrir el 70% del consumo nacional, sin embargo, hoy opera por debajo del 40% de su capacidad.
Alfredo Álvarez, socio líder del sector energético para México y Centroamérica para la consultora EY, comentó que algunas refinerías —como Madero, Tula o Salamanca— en su estado actual, operando por debajo del 40% de su capacidad de refinación, son un “desperdicio de dinero y recursos”, y si siguen operando como están, quizá sería mejor cerrarlas, pues en otro país cualquier refinería que opere por debajo de 90%, hay señales de alarma.
“No sé si lo logren, ojalá. Como consultor siempre veo la trilogía en las cosas en la vida: tiempo, dinero y calidad. No puedes estirar las tres a tu conveniencia. Puedes estirar una o dos, y la otra se acomoda automáticamente para llegar al balance”, dijo.
Para revertir esta tendencia, Nahle detalló un plan a ejecutarse durante 2019 que pretende rehabilitar cada una de las refinerías que se resume a continuación:
- Salamanca: será intervenida en dos etapas. Se desarrollará el mantenimiento del tren de proceso para que, al final del 2019, sea capaz de recibir carga y producir del 70 al 75% de su capacidad.
- Minatitlán: recientemente fue reconfigurada, demanda la atención esencial en este año del cambio de catalizador y rehabilitar la Planta Mina 1 para que aumente la carga a mediados de año.
- Madero: se espera el arranque de una primera etapa el próximo mes de enero, y el Tren de Refinación Número 2 estaremos poniendo en operación en noviembre del 2019.
- Cadereyta: mantenimiento necesario en forma profunda a los equipos dinámicos. Y en el segundo periodo de su intervención estará aumentando su capacidad de procesamiento para revisar, sobre todo, los tambores de cracker.
- Salina Cruz: derivado de los accidentes e incidentes en sus instalaciones, se diseñó un programa intenso para reconstruir el sistema de recibo de crudo y distribución de plantas primarias. En diciembre de 2019 esperan una producción de hasta 70% de su capacidad, pues hay equipos dañados, sin detallar cuáles.
- Tula: se prevé intervenir la planta H-Oil, actualmente abandonada pero indispensable para rehabilitación para que aumente la producción de gasolinas y lograr la transformación de los residuos de vacío, hoy desaprovechados.
Pech criticó que el próximo gobierno no presentara un monto detallado de inversión para la rehabilitación. “Las refinerías no han ido al doctor para que les den un diagnóstico y sepan en cuánto va a salir la operación”.
Carranza matizó que la autosuficiencia energética que propone el gobierno es positiva y deseable, pero no su falta de claridad, pues puede generar más ruido a los mercados y afectar la nota crediticia del país.
Grunstein incluso dijo que Enrique Peña Nieto tenía un equipo energético más técnico y serio que el actual, acompañado por la Secretaría de Hacienda, pero que también lanzó cifras “inauditas e inverosímiles”, y señaló la ausencia del actual titular de la dependencia encargada de las finanzas públicas, Carlos Urzúa, en el delineamiento presupuestal del plan.
Con la reforma energética, la administración priista prometió que la producción petrolera de 2.5 a 3 millones de barriles de petróleo diarios al final del 2018, meta que no pudieron cumplir, pues hoy la producción se encuentra en 1.76 millones de barriles diarios, con el riesgo de caer a 1.5 millones en la segunda mitad de 2019.
“Cuando el gobierno de Peña Nieto vendió la reforma energética lanzó números mágicos y acabó pagando abundantemente el costo político de no poder concretar sus números. AMLO está haciendo exactamente lo mismo, ¿qué le hace pensar que sus promesas van a tener un resultado diferente? solo va a abonar a que la gente se enoje y se sienta engañada”, agregó Grunstein.
(Con información de forbes)