Un recorrido por España no está completo sin probar platillos como la paella valenciana, la emblemática tortilla y más. Conoce los que no te debes perder y las regiones en donde hay que hacerlo.
Gazpacho – Granada
La sopa fría más famosa de todas es andaluza. En esta calurosa región al sur de España, el gazpacho rosado resulta refrescante. Con base de tomate, pepino, pimiento y aceite de oliva y la una textura suave es inminente remojar un pan en ella antes de comerla.
Bacalao al Pil-Pil – Bilbao
El particular nombre viene del sonido que hace el bacalao al cocerse. Típico en la cocina vasca, el bacalao al pil-pil esa una preparación que se enfoca en resaltar al bacalao y se hace con una emulsión de aceite de oliva, ajo y guindillas. Es elaborado y servido en una cazuela de barro. El platillo tiene más de cien años de historia y es uno de los favoritos en la zona.
Fabada – Asturias
El secreto del gran sabor de la fabada de esta región yace en sus alubias, que suelen ser más grandes y cremosas que el resto. Si a esto sumamos el hecho de que la charcutería asturiana es de las mejores del país, el resultado es la mezcla de una esencia simple con un sabor intenso.
Arroz negro – Barcelona
La comida catalana se caracteriza por tener una vasta variedad de carnes, pescados y mariscos. Uno de los platillos insignia de esta región es el arroz negro, que se cocina en una cazuela de barro. La preparación lleva una base de pescado, un sofrito de cebollas, ajo y tinta de calamares, que es lo que le da el color a este famoso platillo.
Pescaíto Frito – Cádi
El pescaíto frito es un típico plato gaditano, aunque se puede comer en otras ciudades como Sevilla o Madrid. Básicamente son tiritas de pescado fritas. Los pescaditos siempre han existido en los puestos callejeros, pero también es común pedirlos en un restaurante o bar en las noches de verano.
Tortilla de patatas – Madrid
No podemos hablar de la gastronomía española sin mencionar a la clásica tortilla de patatas. El secreto del plato está en la técnica. Primero se fríen las papas con mucho aceite, hasta que estén tiernas, una vez escurridas las patatas, se echan a los huevos ya batidos, se cuaje en la sartén y toca esperar para la dramática vuelta. Nada como probarla en uno de los múltiples mercados madrileños acompañada de una fresca caña.