A primera vista aparentan ser niños completamente normales e inofensivos que necesitan de ayuda pero, las apariencias engañan. Aunque parezcan infantes de entre 6 y 12 años, se trata de entidades mucho más extrañas y peligrosas que puedes reconocer a través de sus ojos, completamente negros como la oscuridad en sus almas. Estamos hablando de los niños de ojos negros.
Pueden aparecer en la puerta de tu casa por la madrugada, junto a la ventana de tu automóvil en una calle oscura o caminar sin rumbo por un camino desierto. En los últimos años, la leyenda urbana de los niños de ojos negros se ha multiplicado con numerosos rumores. La mayoría de estos encuentros son relatados en sitios de Internet o foros de discusión donde se abordan leyendas urbanas o fenómenos sobrenaturales. Se desconoce la fecha o el motivo por el que surgió esta leyenda, pero es un hecho que sigue creciendo.
Relatos de encuentros con niños de ojos negros.
No existe evidencia irrefutable sobre la existencia de estos seres malditos, ni siquiera las clásicas imágenes de mala calidad que intentan justificar la existencia de un ente paranormal. Lo único que abunda son relatos de personas que tuvieron la mala fortuna de encontrarse con uno de ellos.
Independientemente de la veracidad de estas historias, resulta muy interesante darles lectura, como esta que supuestamente tuvo lugar en Denver, Colorado.
Ojos que producen terror.
“Me encontraba en la casa viendo una película, cuando repentinamente escuché que alguien llamaba a la puerta. Me levanté con toda la disposición de abrir, pero recordé que ya era muy tarde y como no esperaba visitas, decidí preguntar quién era. No hubo respuesta. Regresé a la sala y a unos cuantos segundos de tomar asiento, volvieron a tocar. Una vez más me levanté y pregunté quién era, y en esta ocasión me respondió una voz de niño.
Sus palabras me resultaron ininteligibles, pero como se trataba de un pequeño abrí la puerta lo suficiente como para echar un vistazo. Me encontré con tres niños parados frente a la puerta. Una me contó que se habían perdido y necesitaban ayuda para encontrar a su madre. Me solicitaron que les permitiera hacer una llamada, y al sentir pena abrí la puerta en lo que defino como el peor error de mi vida.
Los dejé entrar uno por uno, y fue entonces que me di cuenta. Todos tenían ojos oscuros extremadamente aterradores. El miedo me paralizó un instante, lo suficiente como para que una se acercara. Por fortuna, logré salir del shock y corrí fuera de la casa. A la distancia, los observé parados frente a la puerta de mi casa, como si lamentaran que hubiera escapado.
Tuve el valor de regresar dos horas después, acompañado de varios amigos. No había nadie dentro de casa, pero habían hecho un desastre: puertas, ventanas y gavetas abiertas, armario, ropa y artículos personales regados por el suelo. Sin embargo, aquellos tres niños se habían esfumado”.
Otro relato que podemos encontrar en Internet es el de una persona residente de Chicago, Illinois:
Niños perdidos.
“Observé por la mirilla y allí fuera estaban dos pequeños… experimenté una sensación desagradable, pues aunque se tratara de niños había algo en ellos que me producía miedo. Pensé en no contestar y fingir que no había nadie en casa, pero entonces uno de ellos tocó a la puerta y terminé asustándome preguntando ‘¿quién es?’.
Entonces, uno de estos niños preguntó si podía entrar para usar el teléfono. Su voz, aunque parecía de niño, tenía un tono hueco muy extraño. Le respondí que mi teléfono no funcionaba y volvió a tocar la puerta para hacer la misma pregunta, con el mismo tono de voz, ‘¿puedo usar su teléfono?’. En ese momento levantó la cabeza y pude ver sus ojos, grandes y oscuros, como si estuvieran inundados de tinta negra. Me paralicé.
Observó fijamente a la mirilla y volvió a tocar la puerta. “Mamá está preocupada”, dijo mientras seguía tocando. Intentaron que les abriera al menos durante diez minutos antes de finalmente retirarse. Jamás supe quiénes eran, pero estaba totalmente aterrado”.
Las historias de estos niños de ojos negros no solo suceden en las puertas de las casas, también aparecen en los automóviles.
Encuentro en la calle.
“Observé a varios niños que cruzaban una y otra vez la calle frente a mi auto. Me encontraba estacionado y en determinado momento se acercaron, con la cabeza agachada. Uno de ellos se acercó a la ventana y echó un vistazo al interior. Sus ojos, además de grandes, eran completamente negros. Tuve la oportunidad de observarlos con todos los detalles y quedé aterrado.
Si jamás has visto a un pequeño con estos ojos, en difícil explicar con palabras la sensación que te producen. Sus pupilas eran profundamente negras. Este pequeño me susurró por la ventana ‘¿me dejas entrar?’, pero mi instinto hizo que pusiera el seguro rápidamente y me pasé al asiento del copiloto.
Mientras el miedo me mantenía completamente inmóvil, ese niño estuvo golpeando y arañando la puerta del auto. Cuando mi compañero, a quien estaba esperando, finalmente regresó, me encontró agazapado en el asiento trasero. Tuvo que gritar para que le abriera la puerta. Los niños se había ido”.
Terror que paraliza.
Resulta interesante que esta clase de historias se estén multiplicando por todos lados. Como mencionamos antes, no existe forma de comprobar la veracidad de estos relatos, pero algo que aparece recurrentemente en las personas que se han encontrado con niños de ojos negros es un miedo profundo.
Siempre que un niño de ojos negros se manifiesta, la victima tiene oportunidad de apreciarlos cara a cara, aparentemente con la intención de producir ese sentimiento tan marcado de pavor. En muchos relatos las personas cuentan que se quedaron inmóviles, como si el cuerpo se pusiera rígido y fueran incapaces de actuar. La reacción más frecuente es intentar escapar y, aunque la mayoría de los relatos resulta confuso en este detalle, en todos se afirma que el miedo evita que reaccionen, dejándolos a merced de estos seres.
En uno de los relatos, una mujer asegura que los músculos pierden toda su fuerza, y que de un momento a otro se vuelven incapaces de dar un paso sin caer. Esto también explicaría por qué algunas personas no logran pedir ayuda, pues se vuelven incapaces de gritar.
Es imposible asegurarlo, pero esto podría ser el resultado de una presencia sobrenatural. Algo en estos niños resulta tan extraño y perturbador que genera un bloqueo físico, además del psicológico. Esto sería una reacción parecida a la que experimentan los desafortunados que sufren una parálisis del sueño.
Características de los niños de ojos negros.
Los niños de ojos negros, a primera vista, asemejan niños normales cuyas extrañas características pasan desapercibidas. Solamente cuando las personas se aproximan lo suficiente descubren sus misteriosos ojos negros. Según algunas historias, el desplazamiento de estos seres es errático, como si fueran sonámbulos. Además, su piel es extremadamente pálida y el tono de voz destaca por su monotonía.
Generalmente llevan ropa común y corriente, aunque ocasionalmente se les ve con sombreros y gorras que usan para ocultar sus aterradores ojos. Para muchos se trata fantasmas, almas en pena e incluso seres extraterrestres. La interpretación del origen de los niños de ojos negros es ampliamente variable.
¿Qué buscan?
Otro aspecto interesante y que nadie ha podido puntualizar es lo que buscan estos niños. Aunque los relatos sugieran que solo pretenden acercarse a las personas ingresando a las casas o automóviles, no hay un sólo testimonio de lo que hacen cuando logran acercarse lo suficiente. Siempre justifican su presencia argumentando que se perdieron y están buscando a sus padres, buscando conmover a las personas que abordan.
Si tomamos en cuenta los aterradores relatos de las víctimas, podemos suponer que todos aquellos que no logran reaccionar a tiempo terminan convirtiéndose en víctimas de los niños de ojos negros. Estas personas terminarían muriendo a causa del extremo terror provocado por el encuentro.
¿Midriasis?
Los expertos en temas paranormales han procurado explicar la presencia de los niños de ojos negros. Comúnmente dicen que se trata de una enfermedad llamada midriasis, una anormal dilatación de la pupila provocada por una serie de factores que van desde el uso de sustancias prohibidas hasta un trauma grave. Muchos explican que el desplazamiento errático de estos niños sugiere el uso de drogas. Sin embargo, resulta complicado creer que se trata de algo tan simple.
La hipótesis no concuerda con las descripciones de los testigos, pues aseguran que los ojos de estos niños son totalmente negros, incluido el iris y la esclerótica. La midriasis dista mucho de estas descripciones. Peor aún, es inusual encontrar referencias a niños de ojos negros en el folclore de las culturas más populares.
Leyenda urbana contemporánea.
Aunque los investigadores han procurado encontrar referencias de esta clase, siempre encuentran terreno inexplorado. Los relatos sobre niños de ojos negros empezaron a difundirse desde 1998, principalmente en Internet y libros que abordan temas sobrenaturales. No cabe duda de que se trata de un fenómeno contemporáneo.
Entre los relatos más antiguos sobre el tema tenemos uno de 1997 publicado por Brian Bethel, residente de un vecindario en Abilene, Texas. El hombre relató un aterrador encuentro con niños de piel pálida que tenían ojos completamente negros.
El primer relato sobre los niños de ojos negros.
“Me encontraba haciendo reparaciones a mi automóvil dentro de una cochera en el edificio donde trabajo. El lugar estaba completamente solo y oscuro, apenas iluminado por lámparas esparcidas. De la nada, empecé a escuchar un ruido y al voltear me encontré con un niño de entre 12 y 13 años recargado sobre un auto. Preguntó si sabía dónde estaba su madre y si podía ayudarlo, pues se había perdido.
Me acerqué para hablar con él y fue cuando distinguí que tenía los ojos completamente negros. Me llevé un susto terrible y empecé a correr lo más rápido que pude a mi automóvil que estaba a unos diez metros. Abrí la puerta, entré y cerré a toda prisa. El pequeño se quedó junto a la puerta, golpeando el vidrio y pidiendo que lo dejara entrar. Ni siquiera podía moverme del miedo. Insistió un buen rato hasta que finalmente se alejó, y solo entonces pude regresar al asiento del conductor para irme del lugar”.
En una entrevista varios años después, cuando la leyenda urbana ya se había popularizado, Bethel conservó los detalles de la historia original.
“No sé lo que era, no puedo explicarlo… lo único que sé es que fue real y que me aterró demasiado. Hasta el día de hoy, cuando entro a un lugar oscuro y cerrado me pongo nervioso. Temo volver a encontrarme con uno de estos niños nuevamente y no saber cómo reaccionar”.
Entre la histeria colectiva y el mundo paranormal.
Algunos han postulado la hipótesis de que esta leyenda urbana es un caso de histeria colectiva. Según la parapsicología, se trata de una manifestación física del inconsciente colectivo producida por una fuerte sugestión, básicamente se trata de que las personas creen tanto en una cosa que terminan por materializarla. De hecho, los relatos sobre encuentros con niños de ojos negros se dispararon entre 2014 y 2015, superando incluso a las historias de Slenderman y Pie Grande.
Es una leyenda urbana que ha logrado generar una mitología propia, diseminándose velozmente en lugares tan distantes como Asia, Europa o Norteamérica. Tal vez se trate de una versión moderna de la “Llorona”.