Las grasas buenas o insaturadas son las más recomendables por parte de los nutriólogos por tener beneficios cardiovasculares. Se clasifican en dos tipos: poliinsaturadas y monoinsaturadas, las cuales se encuentran normalmente en los aceites de oliva, maíz y girasol; semillas como las nueces y las almendras y frutos como el aguacate.
Además de éstas, el Omega 3 también forma parte de las grasas insaturadas y se encuentra en diferentes tipos de pescado (atún, salmón, sardina, arenque y pescados azules). La recomendación por especialistas es sustituir las grasas trans y saturadas por las grasas más saludables; pero no todo en exceso es conveniente.
Un estudio realizado por la Universidad de Cambridge menciona que el consumo excesivo de aguacate puede provocar un aumento de peso por las grandes cantidades de grasas dietéticas que presenta.
Algo parecido sucede con el pescado, aceite de oliva y nueces. Consumir una gran cantidad de estos productos aumenta la posibilidad de padecer algún trastorno cardiovascular.
De la misma forma, las semillas y frutos secos cuentan con una cantidad alta de calorías, por lo que comerlas en exceso puede resultar contraproducente si el objetivo es bajar de peso. Por esta razón, es recomendable comer solo un puñado al día.
El pescado puede llegar a ser dañino para la salud ya que, dentro de él, existe un contaminante que se llama metilmercurio. A partir de un estudio generado por la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos, se recomienda que el consumo de este producto tiene que estar relacionado con el peso corporal de cada individuo.
Nuestra experta en nutrición Fernanda Alvarado recomienda incluir pescado en la alimentación de 2 a 3 veces por semana. Y agrega que el balance en la dieta cotidiana es esencial para la vida de las personas, así que es necesario que exista una cierta variedad dentro de ésta para no causar efectos secundarios de acuerdo a los objetivos de cada persona.