Kerville Holness comprobó la importancia de leer las letra chiquitas.
Kerville Holness, un habitante de Florida, Estados Unidos, aprendió de la manera más cruda que siempre se deben leer las letras chiquitas en cualquier contrato, pues luego de la euforia que sintió al saberse ganador de la subasta de un inmueble por el que pagó un precio risible, se dio cuenta que había sido timado.
Pasa de la risa al llanto al conocer su nueva propiedad
Según reporta el sitio The Florida Man Times, Holness navegaba por internet cuando se enteró de la puja por una supuesta villa en la comunidad de Spring Lake. Puede que al principio esto no le resultara importante, pero cuando vio el precio en el que supuestamente estaba siendo ofrecida, no dudó en hacer su apuesta: nueve mil 100 dólares.
El sujeto paso de la euforia al sollozo cuando le notificaron que su oferta había sido la ganadora, pues era consciente de que el supuesto inmueble en subasta valía muchísimo más de lo que él pagaría. Sin embargo, pronto le aclararon la triste realidad.
Por los nueve mil 100 dólares recibiría no una villa, sino una franja de tierra de 1×100 pies, que comienza en un bordillo y pasa por debajo de una pared que separa dos inmuebles. Su costo real es de 50 dólares.
En la subasta se especificaba la subasta, pero no leyó
De inmediato, Holness se dijo víctima de un engaño, pues las fotos del tasador de propiedades vinculadas al sitio de la subasta muestran que una edificación de importante tamaño estaba incluida en el paquete por el que pujó.
Sin embargo, un funcionario de la casa de subastas le dijo que no hay mucho que pueda hacer, porque en las especificaciones de la subasta está escrito claramente lo que Kerville iba a comprar y en ningún lugar se hace referencia a algún bien inmueble.
Con información de thefloridamantimes.com.