Debido a la contingencia de Coronavirus (COVID-19) la Arquidiócesis de Tijuana optó por realizar la celebración de la Santa misa a puerta cerrada con el fin de evitar la propagación del virus.
Desde el 23 de marzo la ciudadanía sigue la eucaristía a través de una pantalla, ante este escenario, en su fe arraigada y sencilla pero profunda a la vez surgen las dudas sobre la validez o no de la Misa.
Por lo que los sacerdotes de la iglesia católica de Tijuana indican que seguir la Misa en las redes sociales o en un medio de comunicación para este sector anima y alimenta su vida espiritual; escuchar las oraciones, las lecturas y la breve homilía no están en función de un “contar” o no, sino en el sacramento como ayuda y alimento espiritual que puede suscitar la oración en el enfermo o ancianitos que pueden unirse espiritualmente a la eucaristía.
Falta ciertamente la presencia física, pero la imposibilidad de llevar una ofrenda al altar no excluye la de hacer de la propia vida (enfermedad, debilidad, memorias, esperanzas, temores) una ofrenda para unir a la de Cristo.