"La Degolladora" ingresa a penal de Neza-Bordo

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La presunta agresora es señalada por algunas de sus víctimas de cometer varios ataques a residentes en Chimalhuacán

Itzel Nayeli, la joven de 20 años de edad, quien es señalada por algunas de sus víctimas de ser la responsable de cometer varios ataques a residentes de varios barrios de Chimalhuacán, fue ingresada al penal estatal Neza-Bordo donde enfrentará cuatro acusaciones en su contra, informó la Procuraduría General de Justicia del Estado de México(PGJEM).

La mujer,quien es conocida popularmente como “La Degolladora” por atacar, supuestamente, con un arma punzo cortante a varias personas, fue trasladada la tarde del viernes al Centro Preventivo y de Readaptación Social de Nezahualcóyotl Bordo de Xochiaca.

Un juez del Distrito Judicial de Nezahualcóyotl, donde se radicaron las carpetas de investigación por las agresiones que sufrieron siete residentes de varios barrios de Chimalhuacán, dos de los cuales murieron y cinco más resultaron heridos, liberó cuatro órdenes de aprehensión que ya fueron cumplimentadas.

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Tres de las órdenes de aprehensión son por lesiones, homicidio, homicidio en grado de tentativa y la cuarta por lesiones que fue cumplimentada luego de que fue ingresada al reclusorio, ubicado en la avenida Prolongación Adolfo López Mateos, casi esquina con la avenida Bordo de Xochiaca.

Itzel Nayeli fue detenida la mañana del jueves por elementos de la Policía Ministerial del Estado de México y de la Comisión Estatal de Seguridad Ciudadana (CESC) cuando llegaba a la casa de su familia ubicada en la avenida Ignacio Manuel Altamirano, en el barrio Cesteros.

Después de su aseguramiento fue trasladada a instalaciones de la PGJEM donde rindió sus primeras declaraciones.

Según la Procuraduría, dos de las víctimas reconocieron a Itzel Nayeli como su agresora, ambas registradas el 13 de septiembre pasado.

Una de las que la identificó fue su propia pareja sentimental, un conductor de una unidad de transporte suburbano, conocido como “chimeco” con la que tuvo una discusión a bordo del camión cuando estaba estacionado en calles del bario Herreros, donde ocurriría la agresión con un arma punzo cortante.

A otra de las víctimas, con la que vendía dulces en instalaciones del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro, la atacaría porque le exigió dinero para que le permitiera comercializar su mercancía.

Itzel Nayeli, dijo al agente del Ministerio Público, que esta agresión la cometió mientras estaba bajo los influjos de un solvente que inhaló horas antes.

Vecinos de la joven confirmaron que algunas veces la vieron en calles del barrio con “activo” en mano.

Las características de la agresora —quien mide 1.62 metros de estatura, complexión delgada, tez morena clara, ojos cafés medianos, cabello recogido, castaño oscuro a media espalda, cara ovalada, nariz afilada, boca grande, con dos tatuajes, uno en la mano izquierda, a la altura de la base en forma de conejo (el símbolo de una revista para caballeros) y otro en la espalda de la Santa Muerte— corresponden con las descritas por testigos de cuatro de las agresiones.

En uno de esos ataques, Rosario, una mujer de 30 años, quien viajaba a bordo de un “chimeco” el 15 de septiembre pasado, murió luego de sufrir heridas con un arma punzo cortante cuando circulaba por el barrio Curtidores. Su cuerpo fue encontrado por el chofer recostado en la unidad.

Las autoridades investigan si Itzel Nayeli tiene responsabilidad en la agresión con un arma punzo cortante que sufrió Brenda Shantal, una adolescente de 16 años, quien murió el 17 de septiembre cuando fue atacada en calles del barrio Curtidores mientras regresaba de la preparatoria a la que acudía.

Los ataques, según el gobierno de Chimalhuacán, registrados entre el 14 al 18 de septiembre provocaron una sicosis en todo el municipio de la zona oriente del Valle de México.

Las autoridades confían en que la población reanude sus actividades normales, pues muchas familias dejaron de salir a las calles por temor a ser atacadas. Algunas lo hacían armados con palos y tubos para defenderse de una posible agresión.

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