El fantasma del palco 33

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Algunos espectadores que aseguran escuchar al violinista fantasma dentro del palco, dicen que su música atrae a la buena suerte

En el año 40 a.C., el poeta Virgilio escribió que los números impares son los que “más placen a los dioses”, y Plinio el Viejo aseguraba que si una actividad se realizaba un número de veces impar, era más efectivo (como enjuagarse la boca para curar el dolor de muelas). De los números impares, el 3 se considera como la cifra perfecta: Padre, Hijo y Espíritu Santo; Padre, Madre e Hijo; Cielo, Mar y Tierra; Inicio, Desarrollo y Final. No es para nada descarado el estar de acuerdo con la afirmación de que “todo lo bueno ocurre en trio”, y si se repite mejor. Por eso los supersticiosos hablan de un curioso fenómeno dentro del Palacio de Bellas Artes, coincidentemente en el palco 33.

Cuando la noche invade la ciudad y el palacio queda custodiado por guardias y vigilantes, se cuenta que al interior del teatro el sonido de un violín da conciertos a la penumbra. Todo aquel que ha oído al misterioso violinista asegura que el sonido viene del palco 33. Podría parecer que los guardias inventan historias curiosas, pero la leyenda cobró fama cuando los directores de la orquesta filarmónica comenzaron a escuchar al violinista.

De acuerdo con la superstición, si el director en turno le agrada al fantasma, le entonará una bella canción durante el primer ensayo y nunca más lo escuchará; pero si el fantasma considera que hay que reemplazarlo, tocará el violín de la manera más desafinada cada momento que el director permanezca dentro.

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La leyenda dice que el misterioso violinista fue un director de orquesta que acostumbraba subir al palco a dirigir a sus compañeros, de esa manera podría escuchar la música tal cual y como lo haría el público. Cuando escuchaba que alguno desafinaba o iba a destiempo, en vez de gritarle, tocaba chirriantemente su violín. Cuentan que al final de una exhaustiva presentación, el hombre sufrió un infarto tras bambalinas y su vida terminó dentro del coloso de mármol.

Algunos espectadores que aseguran escuchar al violinista fantasma dentro del palco, dicen que su música atrae a la buena suerte (solo los malos directores de orquesta sufren amargamente). El fantasma aún permanece ahí, sin sombras blancas ni objetos que se mueven, únicamente el sonido de un violín que acompaña a otras apariciones del palacio. Hasta hoy, sigue siendo el único concierto con temporada indefinida dentro del Palacio de Bellas Artes.

Fuente : Letra Roja

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