En nuestro país solo tres penales son considerados de máxima seguridad: el del Altiplano en el Estado de México, Puente Grande, Jalisco, y el de Matamoros, Tamaulipas. Estos cuentan con siete círculos de seguridad, entre ellos el denominado, ´Hombre muerto´, el cual es considerado por los custodios como una zona prohibida, en donde, si un reo logra llegar, se extinguen sus ´derechos´, por lo que los custodios tienen la autorización para tirar a matar sin perjuicio de incurrir en la comisión de un delito.
La prisión donde está recluido Joaquín Guzmán Loera, el Altiplano cuenta con sistemas y equipos electromecánicos y electrónicos como: circuito cerrado de televisión, control de accesos, alarmas, detectores de metal, drogas y explosivos, radiocomunicación, voz y datos, sensores de presencia, y telefonía entre otros, para apoyar a los elementos de seguridad.
Cuenta con una capacidad para 894 personas, pero tiene mil 264 internos, por lo que la sobrepoblación de 51 por ciento.
Ubicado a 25 kilómetros de la ciudad de Toluca, este penal cuenta con una extensión de 260 mil metros cuadrados de los cuales 27 mil 900 componen las instalaciones de la prisión y el resto se utiliza como área de seguridad, y para espacios diversos como son el centro de apoyo a la protección y guarda, rondín perimetral, sala de espera y estacionamientos.
De Acuerdo a la Comisión Nacional de Seguridad (CNS), en este penal, donde alguna vez estuvo Raúl Salinas de Gortari, hermano del expresidente Carlos Salinas de Gortari, autoridades penitenciarias ha establecido siete círculos de seguridad, y uno en especial, especifica que si un interno llega hasta esta zona, “es hombre muerto” toda vez que esta situación faculta a los custodios a disparar a matar.
El primer perímetro de seguridad consiste en la instalación física del módulo donde se encuentran los reclusos, el segundo, es la barda de la zona de patios, un tercero es donde está los sensores infrarrojos y de movimientos en zona prohibida.
El cuarto círculo es el sistema de cámaras de vigilancia con recepción y control desde fuera de las instalaciones, por autoridades independientes del penal; y es el quinto al que denominan la zona de “hombre muerto”. Mientras que el sexto es la barda perimetral con torres de control y guardias armados, con la facultad de disparar a quien intente escapar y el séptimo y último, es una zona de seguridad con aduanas de control a cargo de la Policía Federal.
De acuerdo a autoridades, estos círculos de seguridad tienen sistemas independientes y a cargo de distintas áreas, cuya información es compartimentada, con estrictos tramos de control.
Además de que a los custodios se les recalca que en los penales a su cargo, se concentran los presos con mayor poder económico como jefes de los cárteles de las drogas; así como los más violentos y de mayores capacidades físicas, de ahí la importancia de los rigurosos sistemas de seguridad.
El penal de Puente Grande, tiene 160 mil metros cuadrados de extensión, de los cuales 27 mil 900 componen las instalaciones de la prisión y el resto es para el área de seguridad. Alberga a mil 21 personas, aunque su capacidad es para 836 reclusos.
En este penal han pasado personajes como “El Mochaorejas”, el “Duby” –el narcosatánico–Mario Aburto, Daniel Aguilar Treviño entre otros. Joaquín Guzmán Loera “El Chapo Guzmán”, es otro de los inquilinos que estuvo en Puente Grande. En 2001, el líder del Cartel de Sinaloa se fugó de este penal de máxima seguridad.
Y el de Matamoros, Tamaulipas que se localiza a 17 kilómetros de Matamoros, ocupa una extensión de 230 mil metros cuadrados de los cuales casi 28 mil son para la prisión y el resto se utiliza como área de seguridad.
Este penal registra una sobrepoblación de 39 por ciento, hay mil 168 internos cuando su capacidad es de 836. Aquí han estado encarcelados autodefensas de Michoacán.
