El escape de mi padre fue un acuerdo con el gobierno, afirmó Rosa Isela Guzmán Ortiz, hija mayor de Joaquín El Chapo Guzmán Loera, y aseguró que el narcotraficante mexicano pactó su salida de la cárcel a cambio de dar financiamiento a campañas de importantes políticos mexicanos, que luego rompieron ese trato.
En una entrevista concedida al diario británico The Guardian afirmó que su padre, cuando estuvo prófugo, entró dos veces a Estados Unidos de forma clandestina para ver a sus familiares.
Según Guzmán Ortiz, políticos mexicanos aceptaron donaciones de El Chapo cuando contendían por un cargo, y a cambio de ello se hicieron de la vista gorda para que pudiera escapar de prisión. Mi papá no es un criminal; el gobierno es el culpable, sostuvo.
Guzmán Loera escapó de la cárcel de máxima seguridad de El Altiplano, en el estado de México, en julio del año pasado a través de un túnel cavado debajo de la celda, en lo que fue su segunda evasión, y fue recapturado el pasado 8 de enero en Sinaloa, y ahora se encuentra recluido en la misma prisión.
Esa segunda fuga fue considerada en general, añadió The Guardian, una bofetada especialmente humillante para el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto. Pero de acuerdo con su hija, funcionarios de muy alto nivel ya habían dado luz verde para la fuga.
Todo lo que sé es que mi padre le dijo a su abogado que diera algunos cheques para campañas (políticas), y pidió que a cambio se le respetara, manifestó la hija del narcotraficante, fruto de una relación que tuvo a mediados de la década de los 70 con una maestra cuando el capo empezaba a abrirse paso en el negocio de las drogas con el cártel de Guadalajara.
Guzmán Ortiz adelantó que la familia está deliberando si hace públicos esos cheques con los nombres de los funcionarios y políticos que los aceptaron.
Señaló, por otro lado, que funcionarios corruptos de México lo ayudaron a evadir un operativo de recaptura, después de una entrevista que tuvo en la clandestinidad con los actores Sean Penn y Kate del Castillo en la sierra de Sinaloa, en octubre pasado.
Con apoyo de funcionarios, Guzmán Lorea escapó de la persecución y evadió los controles fronterizos de Estados Unidos para introducirse clandestinamente en California, pese a ser uno de los fugitivos más buscados del mundo.
Mientras estuvo prófugo, también cruzó la frontera dos veces en 2015 para visitar a la madre de sus hijas y ver la casa de cinco recámaras y un enorme jardín que compró para ella y sus cuatro hijos, fruto de otras relaciones. Eso sucedió después del sonado encuentro que tuvo en octubre con Penn y Del Castillo, aseguró.
Mi papá depositó el dinero en una cuenta de un banco a través de un abogado y, un tiempo después, vino a ver la casa, su casa. Vino dos veces, explicó Rosa Isela, pero no especificó la fecha exacta de esas visitas ni cómo logró el líder del cártel de Sinaloa ingresar a Estados Unidos. Le pregunté lo mismo, créeme, bromeó su hija, una empresaria de 39 años, quien concedió la entrevista a condición de que su ubicación no fuera revelada.
Guzmán Ortiz concedió al diario la entrevista de tres horas en julio de 2015, a la que le siguieron conversaciones telefónicas y por Skype. La publicación se demoró debido a la necesidad de confirmar algunos datos y a la recaptura en enero de El Chapo, a quien su hija pidió autorización.
Es la primera vez que la hija del líder del cártel de Sinaloa habla con un medio de comunicación. Sus declaraciones no pudieron ser verificadas de manera independiente por el rotativo, que consideró que probablemente serán rechazadas en forma contundente por las autoridades mexicanas.
Pero si son confirmadas, sus reivindicaciones sobre las visitas de El Chapo a California generarán interrogantes sobre los servicios de inteligencia y la seguridad fronteriza de Estados Unidos. Como cabeza de la organización criminal más grande del mundo, él era el blanco más preciado de la guerra contra las drogas.
Guzmán Loera tiene otros lazos familiares en Estados Unidos: su tercera esposa, la ex reina de belleza Emma Coronel, es ahora ciudadana estadunidense y en 2011 dio a luz a sus hijas gemelas en el sur de California.
En ese momento, el capo había estado prófugo 13 años y el entonces presidente Felipe Calderón especuló que el escurridizo narcotraficante podía estarse escondiendo al norte de la frontera. “No está en territorio mexicano y yo supongo que El Chapo está en el lado estadunidense”, declaró entonces a The New York Times.
Guzmán Loera obtuvo notoriedad internacional, de acuerdo con The Guardian, con sus espectaculares escapes de penales de máxima seguridad: en 2001, según se dijo, salió de la cárcel de Puente Grande, en Jalisco, escondido en un vehículo de lavandería, y en 2015 abandonó el de El Altiplano en una motocicleta modificada que lo trasladó a través de un túnel.
La suerte de El Chapo finalmente se acabó en enero, cuando fue acorralado en la ciudad costera de Los Mochis. La hija atribuyó la captura de su padre a una traición por parte de altos funcionarios y políticos mexicanos. Si había un pacto, no lo respetaron. Ahora que lo capturaron, dicen que es un criminal, un asesino. Pero no dijeron lo mismo cuando pidieron dinero para sus campañas. ¡Son unos hipócritas!
Por lo menos 34 personas han sido acusadas de ayudar al capo a escapar, entre ellos quien era el director de El Altiplano y fue cabeza del sistema de prisiones federales de México.
Hoy día ciudadana estadunidense, Guzmán Ortiz opera una cadena de pequeños negocios en California y habla fluidamente el inglés.
Ella se compara a sí misma con los narcojuniors –expresión mexicana para los hijos de los capos de los cárteles que llevan una vida privilegiada–, pero asegura que todo el dinero que recibió de su padre estaba limpio. Mis negocios son el resultado de mis propios esfuerzos, afirmó.