Testigos de Jehová, un culto surgido del engaño

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Es una organización religiosa con presencia en más de 240 países, pero lo radical de sus creencias les ha valido una serie de críticas por atentar incluso contra la vida.

Con una enorme sonrisa, no fingida sino por el contrario llena de amabilidad, los integrantes de la congregación rechazan dar algún tipo de información. No importa si se trata del “salón del reino” en el Eje Central, el Olivar del Conde en Álvaro Obregón, la Moctezuma, Xochimilco o los tres de la colonia Benito Juárez en Ciudad Nezahualcóyotl. En todos, la respuesta es la misma: no están autorizados para proporcionar información de ningún tipo.

Por el contrario, invitan a presenciar una de sus dos reuniones semanales. El salón de Cuajimalpa, en uno de los más de 60 donde hablan de “lo que realmente enseña la biblia” mediante sesiones especiales para sordomudos. Además de transmitir el mensaje religioso, las congregaciones enseñan el lenguaje de señas a los propios sordos, mudos y voluntarios que deseen participar.

Este sector de la población ha sido captado recientemente por los Testigos de Jehová, en gran medida por el interés que han mostrado en apoyarlo, así como a personas con ceguera mediante accesibilidad total a las lecturas religiosas. Inclusive esta religión, con más de 8 millones de integrantes en el mundo, ha sido considerada factor de inclusión social.

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No obstante, como les ha ocurrido a todas las organizaciones religiosas, su origen está lleno de controversias, al grado de considerar a su fundador un hábil charlatán cuyo único propósito era ganar dinero. Recientemente, fueron señalados de homofóbicos por un video infantil donde explicaban que una niña se iría al infierno por tener dos madres, situación que refleja lo radical que pueden llegar a ser sus creencias.

Russell y los productos milagro

Esta organización religiosa, deriva directamente del movimiento estadounidense Estudiantes de la Biblia, de corte antitrinitario, milenarista y restauracionista, surgido en Pensilvania. En otras palabras, consideran que el cristianismo está alejado de sus valores primarios por lo que debe ser restaurado, que Jesucristo volvió de forma espiritual y aparecerá nuevamente para salvar a la humanidad, además rechazan la idea de Jehová como tres personas: Dios, Espíritu Santo y Cristo.

Fue en la década de 1870 que un joven llamado Charles Taze Russell comenzó a organizar grupos de estudio sobre la Biblia, aludiendo que ésta había sido malinterpretada principalmente, por lo que el nombre de Jehová debía ser reivindicado para no ser visto como un ser punitivo y castigador.

A pesar de argumentar la difusión de la “verdad”, por medio de publicaciones impresas que regalaba para promover sus “estudios”, Russell fue señalado en múltiples ocasiones como un estafador, ducho en el arte del convencimiento, que supo aprovechar el interés de la gente en la supuesta segunda venida de Cristo, para venderles la idea de la salvación en el “reino del señor”.

Acusado por su esposa de infiel, sus propios socios en los Estudiantes aseguraron que era un dictador, además de ambicioso y lleno de artimañas para los negocios. Para 1912, cuando su iglesia ya estaba afianzada, un reverendo canadiense de la iglesia Bautista lo acusó de nunca haber asistido a la universidad, carecer de conocimientos en teología, historia o filosofía, además de ser un neófito para el griego y el hebreo. También afirmó que la doctrina de Russell no sólo iba contra la ciencia, la biblia y el cristianismo, sino incluso era irracional.

No conforme, varios diarios norteamericanos publicaron sendos reportajes donde sacaron a la luz sus fraudes al vender trigo, frijoles y semillas de algodón con supuestos poderes especiales. Con las ganancias se hizo de varias propiedades, aunque la mayoría fue destinada a ampliar su organización.  Hasta su muerte en 1916 comandó la organización de los Estudiantes; fue con su sucesor Joseph Franklin Rutherford que adoptaron el nombre de Testigos de Jehová.

Prácticas cuestionables

Datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), aseguran que en México hay aproximadamente 1.5 millones de personas se asumieron como Testigos de Jehová. Se trata de la cuarta religión más nutrida, por debajo de los católicos, protestantes y pentecostales.

En el caso de la Ciudad de México tienen presencia en prácticamente todas las delegaciones con al menos un salón del reino en cada una. Su expansión se debe también a su desgastante labor de predicación casa por casa, de la cual cada uno de los miembros de las congregaciones, debe entregar un informe de horas destinadas a esa actividad.

Dicha labor voluntaria, en nombre de Jehová, ha sido fuertemente cuestionada en muchas partes del mundo por considerar que lucran en nombre de un culto. No obstante, es apenas uno de las polémicas que envuelven este culto, criticado también por algunas prohibiciones y la forma en que conviven en sociedad.

Por principios doctrinarios, no celebran festividades como Navidad o Pascua, por considerarlo ritos de origen pagano. Ni siquiera los cumpleaños, pues lo asocian al ocultismo, la magia, el espiritualismo y la adivinación.

En su día a día, la única causa válida para invalidar un matrimonio en la infidelidad sexual, lo que abre la puerta a una serie de arbitrariedades en los matrimonios. De igual forma, condenan la masturbación, el aborto y el sexo por placer.

Otra particularidad es que se asumen como política y militarmente neutrales, sin importar el país donde vivan. Tienen prohibido saludar la bandera y entonar el himno nacional, por considerarse adoración de imágenes y símbolos. No obstante, y a pesar de que rechazan el servicio militar, aseguran que son un pueblo respetuoso y pacífico con los gobiernos que convive.

De ahí que rechacen las transfusiones de sangre, aunque la vida de una persona esté de por medio. Su justificación es que la Biblia así lo indica, al prohibir el consumo de sangre, por lo que no deben aceptar transfusiones ni siquiera de alguno de los elementos que la componen.

Aunque han desarrollado tratamientos médicos sin la necesidad de sangre, hay quienes optan por hacerlo, pero deben someterse a un rito de purificación para ser perdonados, o de lo contrario serán expulsados. En el caso de los trasplantes de órganos la decisión recae en cada persona, siempre y cuando no haya líquido vital de por medio.

“De todos modos, nadie puede asegurar que un paciente morirá si no recibe sangre ni que sobrevivirá si la recibe”, se lee en la explicación de su sitio oficial jw.org, donde hay una sección destinada exclusivamente a responder todas las dudas que existen sobre los Testigos de Jehová, acompañadas de su correspondiente justificación bíblica.

Violaciones encubiertas

Convencidos de que son la religión con la verdad única, también han sido criticados por su poca tolerancia hacia otras religiones, sin importar que lo intenten suavizar en su sitio oficial. De la misma forma, se han mostrado intolerantes con personas de distintas preferencias sexuales, sin importar las consecuencias.

A inicios de mayo, la organización JW -cuya sede legal ubicada en Nueva York recientemente fue puesta a la venta sin que se aclarase el motivo- publicó un video en su página web, donde condenaban en nombre de Jehová, el hecho de que una niña tuviera dos madres, razón por la que no podría ir al paraíso.

Los Testigos de Jehová envían este mensaje a los niños y niñas con un audiovisual que explica a los más pequeños de la familia que Dios cierra las puertas del Edén a las personas que aman a otras del mismo sexo.

“Jehová creó a Adán y Eva. Un hombre y una mujer”, explica una madre a su pequeña hija que llega sorprendida a su casa. La niña debía hacer un dibujo de su familia en la escuela pero su curiosidad despertó cuando observó el dibujo de una compañera con sus dos madres casadas. “La gente tiene su propia opinión de lo bueno y lo malo. Pero lo que importa es lo que piensa Jehová”, responde su mamá.

“Jehová quiere que seamos sus amigos y entremos al paraíso pero para eso debemos seguir sus normas. Para entrar al paraíso tenemos que dejar algunas cosas: las que a Jehová no le gustan.”, afirma la madre citando distintas lecturas del Génesis, el primer libro del Antiguo Testamento.

“Jehová quiere que seamos sus amigos y entremos al paraíso pero para eso debemos seguir sus normas. Para entrar al paraíso tenemos que dejar algunas cosas: las que a Jehová no le gustan.”, comenta la madre.

“Pero yo quiero que todos vivan en el paraíso”, exclama la niña pero haciendo alusión a los homosexuales, la madre responde: “Jehová también quiere lo mismo. ¿Y sabes qué? La gente puede cambiar, por eso vamos a predicar”, remata la madre.

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