Anarcos, ¿vándalos o revolucionarios?

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Néstor ingresó a la UNAM hace 6 años a cursar la licenciatura en Comunicación en la FES Acatlán

A lo largo de la historia, México ha sido protagonista de algunas de las luchas revolucionarias más importantes e influyentes a nivel  intelectual en el continente y, probablemente a escala global. Estas, a la vez, han estado protagonizadas por pequeños personajes que crecieron hasta convertirse en titanes ideológicos que, además, han intentado llevar al plano de lo pragmático sus teorías sociales.

En la actualidad, la conformación política del mundo, así como diversas legislaciones y acuerdos internacionales prácticamente imposibilitan la conformación de dichas agrupaciones, sin embargo, existe una clase de movimientos que ha sabido mutar para asegurar su permanencia en las venas de la sociedad.

Comúnmente estigmatizados como estudiantes “fósiles” que sobrepasaron los tiempos de estudio reglamentados y generalmente ligados con las grandes universidades del país, los “anárquicos” han debido acoplarse al sistema que repudian, nutriéndose del descontento social, cuando éste aparece.

La manera radical en que suelen actuar, se encuentra dividida entre la aprobación de quienes concuerdan con sus ideales cuando menos de forma mínima, y la crítica de sus más profundos detractores, que en ocasiones forman parte de una mayoría que repudia las acciones drásticas que estos colectivos acostumbran a realizar.

Para muestra un botón

Justo este martes un  grupo de al menos 80 manifestantes encapuchados bloquearon Avenida Insurgentes a la altura de Rectoría en dirección hacia el norte. Protestaron para manifestar su solidaridad al pueblo de Nochixtlán, Oaxaca. Sin embargo pintarrajearon una unidad de Metrobús de la Línea 1, tiraron postes, rompieron mamparas y señalamientos, además dañaron cabinas de teléfonos frente al estadio Olímpico Universitario México 68.

Una pieza fundamental en el ajedrez de la resistencia social

Debido al valor simbólico y numérico que representan los alumnos de la máxima casa de estudios en el país, los radicales cuya cuna se encuentra en alguna de las escuelas de la UNAM han mantenido un gran peso dentro y fuera de sus instalaciones a lo largo de la historia del país, desde que este fue políticamente institucionalizado por Plutarco Elías Calles en la década de los 30.

Asimismo, la UAM, que presume de ser una de la mejores universidades a nivel nacional, sobre todo en el área de las ciencias sociales y humanas también suele ser protagónica en la escena de las protestas sociales puesto que cuenta con una amplia representación, en ocasiones encabezado por grupos de los también llamados “anarcos”.

El impacto negativo que ocasionalmente se generan con sus propias acciones dentro de los marcos del respeto a la propiedad ajena, pública y privada, denostan, generalizan y estigmatizan el espíritu de lo que los movimientos comunales procuran y al mismo tiempo violentan: el bienestar social.

A favor del pueblo

Néstor ingresó a la UNAM hace 6 años a cursar la licenciatura en Comunicación en la FES Acatlán. Con un largo recorrido en grupos hostiles, pues perteneció al temible “3 de marzo” de CCH Vallejo, en el nuevo plantel se enroló con los anarcos locales y desde entonces asegura estar en contra de las injusticias, principalmente las impulsadas o permitidas por el Estado.

En entrevista para Letra Roja, el joven originario de Ecatepec compartió las experiencias surgidas a raíz de la pertenencia a estos grupos radicales.

Tomando en cuenta el rechazo social que suele rodearlos, ¿cuál es el verdadero espíritu de los grupos anárquicos estudiantiles?

La sociedad nos recrimina y nos echa en cara que en muchas ocasiones tomamos decisiones drásticas que no satisfacen a las mayorías pero nunca se detienen a pensar que alguien debe tomar esas decisiones porque se trata de un bien común. Cuando protestamos y tomamos escuelas, lo hacemos con la consigna de protestar ante alguna situación que es evidentemente injusta.

¿Cuál es el mayor movimiento en el que te ha tocado estar presente?

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En cuanto a tamaño del estudiantado que se mostró a favor, el 132. Pero en cuanto a movimientos sociales de molestia generalizada por alguna situación, las protestas por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa han sido las más intensas por la conexión que se sentía en el enojo de una gran parte de la población.

¿Cómo viviste ese movimiento, las marchas, la resistencia en los campamentos? ¿tienes alguna experiencia que haya marcado esa etapa?

Realmente todos los movimientos sociales dejan alguna experiencia o algún conocimiento, pero el 43 sin duda nos dejó claro que este gobierno no juega. Las represalias y las amenazas no se hacen esperar pero uno tiene que resistir porque si no…

¿Si no, qué?

Pues en esos meses pasamos muchas carencias puesto que los víveres escaseaban aquí en los campamentos (dentro de la FES Acatlán) pero nadie quería salir porque allá afuera habríamos sido presa fácil para la policía, que buscaba disolver de cualquier manera esta resistencia.

¿Existen nexos entre estos grupos y algunos partidos políticos o cómo se financian?

No lo sé. En éste no. Aquí, al “Cubo”, le llega dinero a través de algunos negocios que montaron los dirigentes en la misma escuela como la venta de café, películas, dulces… En donde sí existe apoyo político descarado es en los grupos porriles. Una vez me tocó ver en primera fila de un mitin del PRI a algunos dirigentes del ‘23 de enero’, el grupo porril del CCH Azcapotzalco.

¿Personalmente qué persigues al estar dentro de este grupo?

Causarle problemas al gobierno. Ellos no se preocupan por el bienestar de la sociedad y, por el contrario, ahora que pasó lo de Oaxaca -en referencia a lo ocurrido en Nochixtlán- dieron muestra de que para ellos es más importante la liberación de una autopista por intereses económicos que la vida de 8 personas que murieron acribillados por las armas que deberían cuidarlos.

Se trata de hacer que el gobierno sepa que hay quienes no nos callamos y que apoyamos las causas que parecen estar en contra del gobierno pero que más bien están a favor del pueblo.

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