¡No los vamos a entregar, hay que quemarlos pa’ que aprendan!- continuaron en custodia del edificio delegacional, que irónicamente tiene en su parte más alta al lado de una campana el busto de Zapata, así continuaron por más de cinco horas, hasta saber que los delegados no entregarían a los granaderos los dos retenidos sin antes “prestárselos” por unos momentos.

¡Que nos los presten un ratito!, exhortaban las voces de los más enardecidos en anónimo aquella tarde del domingo 3 de julio en San Pedro Atlapulco en Ocoyoacac.

La muchedumbre se había reunido porque les corrió el rumor que don Miguel, el dueño de los borregos que pastan en la Loma, había sido golpeado y asaltado por desconocidos que huyeron en una camioneta roja, en la que subieron varios chivos y borregos.

En el segundo piso de la delegación, estaban los dos detenidos, ya golpeados y amarrados para que no se pudieran escapar.

-¡Estamos seguros que son los mismos que han robado otras veces! repetían los pobladores al reunirse para dialogar y resolver qué hacer con los retenidos.

¡Si los reconocen y si han tenido también robos, hay que ir a denunciar pa’ que no los suelten; tenemos dos opciones, entregarlos o dejarlos aquí encerrados hasta que sea posible!, se discutía como opciones en la plaza de San Pedro.

Esa tarde fue la más larga, y hasta que acudió el Ministerio Público, y sin antes despedir a golpes hasta la patrulla a los dos detenidos, los pobladores se fueron a sus casas.

Otros casos similares que han ocurrido en otros seis municipios del valle de Toluca, también tienen como móvil común el hartazgo de la inseguridad; esos hechos sumaron en la primera etapa del año al menos 10 intentos de linchamiento, incluido el de San Pedro Atlapulco.

Los municipios que resaltan son: Toluca, que fue el único con tres casos ocurridos en enero, junio y julio; Ocoyoacac con un caso ocurrido el 3 de julio; Almoloya de Juárez, el 9 de julio: Santiago Tianguistenco, el 1 de junio; Lerma el 26 de enero; Ixtlahuaca, el 29 de febrero y Mexicaltzingo, el 9 de junio.

De esos casos, fueron 18 personas las que terminaron en medio de la furia de la gente; convertidas de victimarios a víctimas.

¡Hay que colgarlo!

El 26 de enero en la localidad de Barranca Grande en el municipio de Lerma, la mañana despertó con furia de unos 80 pobladores que descubrieron a dos hombres que intentaban saquear la escuela del pueblo, enardecidos a uno de ellos lo retuvieron y el otro se les fugó, al que no pudo correr un remolino de piernas lo golpeó y luego lo amarraron de manos y cuello con una soga.

Se escuchó entre la bola: ¡Hay que colgarlo! y los más enfurecidos de inmediato montaron la cuerda a una rama cercana.

El cometido no se logró. Una vez que llegaron los camiones de granaderos, que con el uso de gas dispersaron a los pobladores, se rescató de la muchedumbre al supuesto ladrón.

El más reciente sucedió en Almoloya

El último caso de intento en el valle de Toluca, ocurrió apenas la semana pasada en la localidad de San Francisco Tlalcilalcalpan, en Almoloya de Juárez, el sábado 9 de julio pasado durante la noche, cuando un adolescente en su inocencia intentó robar a una mujer.

Pero los vecinos no descansaron hasta encontrarlo y hacerlo que devolviera lo robado, atándolo del cuello con una soga.

Esa noche, escudriñaron en todas las calles, pasaron de casa en casa tocando puertas para que se unieran a la revuelta, como si se tratara de defender al pueblo de un enemigo en guerra.

De acuerdo al estudio, Linchamientos en México: Recuento de un periodo largo (1988-2014), de 2010 a 2014 el Estado de México fue considerado la zona del país como mayor número de hechos denominados como linchamientos, lo cual no está tipificado en el Código Penal estatal como un delito.

Según el estudio, le siguen el estado de Puebla que tuvo en ese lapso 33 casos, mientras que la Ciudad de México alcanzó los 14 intentos y linchamientos consumados.