Baton Rouge está de luto, pero también sufre una importante negación. La comunidad negra acusa vivir aún bajo el signo de la discriminación, pero los blancos parecen convencidos de que el racismo es un mal superado, según expertos y activistas.
“A pesar de los llamamientos por una mayor equidad en el sistema judicial, en el sistema educativo y en el desarrollo económico, algunas personas viven bajo la ilusión de que no hay problemas raciales en la ciudad”, dijo a la AFP Lori Martin, experta en estudios afroestadounidenses.
“Entre los que reconocen que hay desigualdades raciales en Baton Rouge, muchos tienden a acusar a individuos y no a las instituciones”, dijo la socióloga de la Universidad de Luisiana en Baton Rouge, capital del estado.
Esta es la narrativa con la que comienza a explicarse subterráneamente el ataque del domingo: Gavin Long, el separatista negro que mató a tres policías el domingo, no sólo actuó solo, sino que además es importado. Venía desde Kansas City, Missouri.
El racismo “viene desde afuera”, opina un conductor de Uber. “Los negros piensan que la policía los mata a propósito, yo no lo creo”, dice una mujer en un homenaje improvisado frente a la gasolinera donde ocurrió el tiroteo.
“Nuestra comunidad está muy unida, lo que ves en los medios no es la verdad sobre las relaciones raciales”, dijo a una periodista de AFP el pastor Johnny Green de la iglesia Healing Church, donde se celebraba el lunes una vigilia en el sur de Baton Rouge.
Unas 200 personas -todas blancas- asistieron a la velada y dijeron amén a los llamamientos del pastor a “amar al vecino”.
Entre ellas está Linda Furr, de 66 años. “No hay un problema racial en Baton Rouge”, asegura. “El problema está en el corazón” del atacante.
Pero miembros de la comunidad negra consideran que estos comentarios muestran el alarmante estado de negación en que viven los blancos frente a un drama tan antiguo.
La tensión racial está tan presente que puede incluso verse físicamente. Baton Rouge es una ciudad dividida entre el sur blanco y el norte negro.
En el sur, calles limpias, parques y jardines cuidados, edificios modernos y hospitales cinco estrellas. En cambio el norte se ve tan deteriorado como un barrio del tercer mundo. Elocuentemente, abundan las oficinas de abogados de medio pelo, negocios de préstamos especializados en libertad bajo fianza, casas de empeño y tiendas de artículos usados.