En el año de 1939 los jóvenes de la ápoca se peinaban como Tarzan, por eso les llamaban los tarzanes, todos ellos eran al igual que ahora, eran un tanto inquietos, tomaban cervezas o pulque como todos lo hacían. Aun las calles de Atizapán no estaban pavimentadas, pasaban por sus terrenos las vías del ferrocarril de monte alto.
En Atizapán de Zaragoza las familias aun tenían algunas reglas un tanto conservadoras, llegar temprano a casa, no tomar, e ir a la escuela que anteriormente era la Emiliano Zapata situada en ese entonces a lado derecho en relación al actual museo López Mateos sede de los poderes municipales de nuestro municipio.
En una de las familias atizapenses, la mama, doña Josefina, recién había enviudado, criaba a sus hijos (7 en total), siendo Alfonso el más chico de ellos y en 1939 tenía 15 años de edad, tuvo pocas oportunidades de estudiar y trabajaba en lo que se podía: Peón en el ferrocarril, Tlachiquero, panadero, aunque le gustaba estudiar, no tenían las posibilidades de que fuera a la escuela, se peinaba a la moda en esa época, su estilo era como era su copete al estilo Tarzan (el hombre mono), por eso les decían los tarzanes.
En 1938, había fallecido su papa y su mamá se encargó de sus hijos, Don Alfonso trabajaba, pero no dejaba de ser inquieto como todos los jóvenes en esa edad, se le hizo fácil ir a tomar cervezas con sus compañeros de trabajo, llegando ya muy noche a su casa donde su mama, doña Josefina, lo estaba esperando, le regañó diciéndole que era igual que su padre de desobligado, flojo, borracho, vago y lo maldijo al tiempo que lo corría de su casa, le dijo que no quería volverlo a ver en su vida, que maldita suerte el día que nació. Alfonso de tan solo 15 años de edad, dio la vuelta y se fue con rumbo desconocido, pasaron los días y la señora lloraba por su hijo que se había ido, pedía a dios que regresara a su hijo. En 1942 a la casa de doña Josefina, empezaron a llegar cartas sin remitente,. Mes con mes, en ellas solo había dinero y en cada de ellas un papel con solo dos palabras escritas: “Perdóname mamá”, pero no hubo forma de
que se supiera donde estaba su hijo.
Tiempo después en 1950, alguna persona vecina que había viajado al puerto de Veracruz le dijo a la doña Josefina, que había visto trabajando a su hijo en la ciudad de Veracruz, la mamá con esperanza de verlo viajo el puerto jarocho, pero cuando llegó a los muelles donde laboraba, le dijeron que hacía una semana había renunciado, sin saber que rumbo había tomado, no volvió a saber mas de él, hasta el año de 1972 ó 1973, donde en una de sus cartas decía que estaba bien en Acapulco, pero no dio dirección o alguna pista para localizarlo. Las cartas seguían llegando mes con mes con el dinero, con una dirección apócrifa y sello de Acapulco, también allá fueron a buscarlo, pero nunca lo encontraron.
Para 1998 la señora Josefina murió de muerte natural a los 98 años de edad, a su velorio recibió por parte de arreglos florales una corona de flores, entre otras, donde solo se daba un pésame a la familia de la extinta Doña Josefina, solo dijeron los encargados de la florería, que un señor había pagado la corona y que la entregaran en la dirección que les había anotado en un papel. En el entierro de la señora hubo gente allegada, desde no muy lejos miraba un hombre de unos 70 ó 75 años de edad, con lentes oscuros, pelo canoso, tez blanca, lentes oscuros y con traje, los hijos de la extinta le saludaron y lo invitaron a la casa a degustar una pequeña comida, como suele hacerse cuando alguien muere, notaron , notaron que debajo de sus lentes habían rodado algunas lágrimas, tan solo dijo que si y salió del panteón, subió a un auto negro partió y no volvieron a saber mas de él en 2 años, hasta que llegó una carta y mencionó que
le había dado gusto ver a su familia y que sería la última vez que sabrían de él, solo hasta entonces sus hermanos supieron que aquel señor de lentes oscuros, visto en el panteón, era don Alfonso, a la fecha, no ha habido mas noticias de este personaje que fue maldecido por su mamá.
Fuente : Facebook, René Rodriguez Vasquez