La Casa de los Monstruos es un lugar donde se conjuntan todos los niveles del miedo a través del arte. Objetos malditos, esculturas siniestras, actores enloquecidos, luces intermitentes y sonidos aterradores en dosis exactas son necesarios para que los visitantes salgan de ahí deseando no volver a entrar.
¡Bienvenidos a La Casa de los Monstruos!, en la recepción se encuentra un monje que guía la primer parte del recorrido. En el micro museo se encuentra una serie de objetos que en algún tiempo fueron utilizados para brujería: las muñecas engalanan las vitrinas, incluso un par de ellas están rodeadas de imágenes religiosas por su poder satánico.
En esta sala, la incredulidad se apodera de los visitantes, pero la ambientación de los sonidos extraños comienzan a mermar en la fortaleza de los incrédulos y poco a poco el miedo se va sintiendo.
En hilera y con expectativa de lo que sigue, los visitantes se disponen a presenciar la segunda parte del espectáculo que ofrece La Casa. El exorcismo del Nigromante es la puesta en escena que hace que el público grite, se esconda, cierre los ojos. Nadie quiere ver ni escuchar nada.
El tema: La Santa Inquisición. Sin embargo, en esta obra los condenados no sólo son acusados por brujería; la sexualidad es fundamental para que la Iglesia decida exorcizar al Nigromante.
Cinco actores en escena ejemplifican los horrores del exorcismo. La sangre de los condenados pretende ayudar para la expiación de sus pecados, pero ellos no hacen más que asustar al público presente. El sufrimiento y la rebeldía del Nigromante provocan que una y otra vez se exalte y los asistentes se asunten por su comportamiento.
En medio del exorcismo las almas del purgatorio rodean a los espectadores. Sus lamentos, miradas penetrantes y gritos de auxilio provocan que los hombres tengan que abrazar a las mujeres y que éstas tapen sus ojos no sin antes emitir gritos.
La oscuridad de la tercera sala y la adrenalina a tope invitan a varios espectadores a seguir con el recorrido. Las esculturas aterradoras de la niña del exorcista, los gigantescos demonios, y de pronto las manos de la niña de El Aro salen de una enorme pantalla y te pide que la ayudes. Gritos por aquí y por allá. “¡Ya no quiero seguir!”, dice la persona que dirige la fila.
Todo parece estar en quietud hasta que de una cama salta sin control la niña del exorcista. Monstruos aparecen y desaparecen. Los gritos continúan y la luz no se hace presente. El payaso de Eso no deja de deambular, “¡Sigue, no te detengas, cobarde!”, vocifera. Lo que Eso no sabe es que nadie quiere seguir caminando, que la oscuridad aterra y las piernas tiemblan.
En la última etapa del recorrido abundan los personajes de ficción de las películas de terror. Y, aunque los visitantes saben que no son más que actores que personifican a personajes irreales, al salir de la Casa la adrenalina se encuentra en su máximo punto y el miedo es el común denominador entre los asistentes.
Jesús Ballesteros, artista creador del concepto, dijo que La Casa de los Monstruos es diferente a otras porque apuestan por el arte. Los objetos y esculturas son obras del artista plástico.
“Ante tanta violencia que vive el país la gente ha perdido sensibilidad, por eso apostamos por sacar a las personas de su rutina, con un espectáculo de terror, pero poniendo como prioridad el arte: escultura, teatro, arte objeto”, dijo Ballesteros.
La Casa de los Monstruos, Micro Festival Arte de Terror continuará hasta el 13 de noviembre 2016, los viernes, sábados y domingos, además este 1 y 2 de noviembre también estará abierta. La Casa se encuentra en el Centro Cultural Luis Spota la calle Joya, número 17, colonia Tepepan, delegación Xochimilco, a unas calles del tren ligero Tepepan.