“Yo creo que estás loco”, le dijo su esposa cuando decidió reanudar sus estudios

La semana pasada, un estudiante de la Universidad Interamericana de Puerto Rico por fin pudo obtener su diploma de bachillerato en Ingeniería Industrial. Su nombre es Ismael Mejías Soto y tiene 78 años de edad.

El señor Mejías es un veterano de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos y un empleado jubilado de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), donde trabajó por 31 años.

El adulto mayor recién egresado relata cómo fue que tomó la decisión de regresar a la escuela:

Iba un día por la calle y una muchacha me entregó un flyer, pero no le hice mucho caso. Cuando llegué a mi casa recordé ese flyer que me habían entregado y resultó ser una promoción sobre el ofrecimiento académico de esa universidad. Surgió en mí el deseo de regresar a estudiar y terminar la profesión de ingeniero que nunca terminé.

“Le dije a mi esposa Creo que voy a estudiar otra vez, a lo que ella respondió, Yo creo que estás loco“, dijo el señor Mejías. “Luego me exhortó a hacer lo que yo creyera mejor.”

Originario de Quebradillas, el estudiante septuagenario tuvo que ir hasta Bayamón por seis años -una distancia de 100 kilómetros- para presentarse a sus clases. Ahora dice que su meta “es cumplir el propósito de Dios.”

Si él me necesita para algún ministerio, donde sea, voy a donde Él me mande. Esto era más bien una meta personal que deseaba conseguir y lo logré. Si en el futuro surge la necesidad de volver a trabajar, lo hago con mucho gusto.

Su trayectoria académica como estudiante universitario comenzó cuando tenía 19 años. Medios puertorriqueños informan que don Ismael primero obtuvo un grado asociado en Ingeniería Electrónica y Eléctrica del Recinto Universitario de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico.

Pero en lugar de perseguir la ingeniería, optó por estudiar Mercadeo y obtuvo el bachillerato de artes en este campo de parte de la Universidad Interamericana de Aguadilla. También cuenta con una maestría en Relaciones Laborales de la Universidad Interamericana de Cupey.

El señor Mejías no carecía de una educación, la cual le valió un puesto en la AEE, pero siempre tuvo el anhelo de completar sus estudios en ingeniería industrial, sueño que no pudo hacer realidad sino hasta la jubilación.