No es fácil creerle a un grupo de gente nueva que nunca ha sido parte del “establishment” global
No, México no está en crisis económica, ni lo estará. No en el corto plazo. Durante el primer año de gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) el PIB crecerá, y se crearán miles de empleos. ¿Qué es entonces lo que preocupa a los inversionistas que llevaron el dólar spot ayer a $20.40 pesos y a que la calificadora Fitch colocara en perspectiva negativa la deuda soberana? La respuesta es sencilla: los mercados desean saber si el gobierno de AMLO querrá ser funcional y jugará dentro de los parámetros de los mercados globales.
AMLO, Carlos Urzúa, Alfonso Romo, Abel Hibert y todo el equipo económico entrante, quieren que México sea funcional.
Lo han repetido hasta el cansancio: se respetarán los contratos del NAIM, se honrarán los compromisos de los bonos, se garantizará la obra a los contratistas, y se presupuestará un superávit primario de 0.8 por ciento. ¿Por qué, entonces, el mercado ha castigado a México estos días?
La respuesta es que no es fácil creerle a un grupo de gente nueva que nunca ha sido parte del “establishment” global y que quiere entrar al club rompiendo una que otra regla y haciendo alguna fechoría (como cancelar el NAIM).
A los financieros suizos, ingleses y neoyorquinos no les agrada ver caras nuevas que entran desafiantes a la fiesta en la que están departiendo. Además, es su fiesta: en cualquier momento te pueden echar. O juegas con sus reglas, o no juegas. Y las reglas son muy claras.
Por eso Carlos Urzúa tuvo que lanzar un comunicado diciendo que en estos días “se establecerá un canal estrecho de comunicación con inversionistas y agencias calificadoras”, en un claro reconocimiento de que México no puede desafiar al mundo financiero como lo hizo AMLO cuando anunció la cancelación del NAIM. Urzúa desmintió a AMLO: México sí se supeditará a los mercados.
Si el presidente electo quiere que los mercados respeten a México, más le vale que ese “canal estrecho” sea permanente durante todo su sexenio.
Haciendo una analogía, podríamos decir que AMLO llegó a la FIFA diciendo que su equipo jugará con 13 jugadores, en lugar de once, y háganle como quieran. Evidentemente esto no es posible, y los organizadores del torneo se lo advierten. No importa que hagas videos con rabietas; ¿quieres jugar en el torneo global? Ajústate a las reglas y pon 11 jugadores.
Ocurre lo mismo con los mercados. ¿Quieres que te financiemos proyectos, que invirtamos en tu país, que te pongamos buena calificación? Cíñete a las reglas: respeta tu palabra, honra tus emisiones bursátiles, haz licitaciones transparentes, no te arregles en lo oscurito, sé institucional. En pocas palabras: genéranos confianza.
FITCH NO BROMEA
La calificadora dijo que hay incertidumbre de las políticas públicas que instrumentará AMLO. El tema es fiscal. El dinero no alcanza para todas las promesas.
Carlos Mota / Un montón de plata / Heraldo de México