La Universidad Abierta y a Distancia de México, órgano desconcentrado de la SEP, representa una opción educativa para personas de cualquier edad y condición que deseen estudiar una carrera gratuitamente y sin condicionantes de ninguna clase
A cinco años de su creación, la Universidad Abierta y a Distancia de México (UnADM) ha roto con esquemas tradicionales en cuestión de edades.
Sus estudiantes van desde adolescentes de 14 años hasta adultos que rebasan los 80 años, pues no hay límite de edad para cursar una licenciatura a través de la red.
Los únicos requisitos indispensables para estudiar en esa institución es contar con una computadora, tener acceso a internet, demostrar disciplina académica y mantener contacto con los maestros mediante el sistema web.
Estas ventajas de la tecnología del siglo XXI son aprovechadas por sectores de la población que en otros tiempos les habría sido difícil ser aceptados y adaptarse a un entorno donde predominan jóvenes de 18 a 24 años.
Tal es el caso de la señora Olga Zendejas, de 82 años, quien cursa el segundo semestre de Gestión y Administración de Pymes, y de las gemelas Nery y Mara Lamothe Yunes, quienes apenas cumplieron 14, pero ya cursan la carrera de Biotecnología.
Ambas situaciones son ejemplo de que la modalidad abierta y a distancia representa una opción para quienes tienen la habilidad de estudiar una carrera antes de llegar a la mayoría de edad y para quienes no pudieron cursarla en su juventud.
DOÑA OLGA CUMPLE EL SUEÑO DE CURSAR UNA CARRERA
La señora Olga Zendejas destaca que después de acudir a una feria de universidades optó por la UnADM, ya que no le pedían asistir a un centro escolar, sino estudiar desde su casa.
“Me pareció conveniente para mi edad, pues me cuesta más trabajo trasladarme a grandes distancias y realmente desde que empecé he visto que sí llena mis expectativas porque tuve mi curso propedéutico, el cual pasé y por eso estoy aquí”, relató.
Al recordar que en la época en la que estudió la primaria ése era el grado más avanzado al que podían aspirar las mujeres, y con mucha suerte seguir con una carrera técnica de enfermera o de secretaria, doña Olga aseguró que tiene la esperanza de poner en práctica la carrera que está cursando, ya que administra la escuela de computación de uno de sus hijos.
“Estoy estudiando la universidad, principalmente para satisfacción mía y para que mis hijos vean que sí me interesa prepararme. Además en mi trabajo llevo la administración y pienso que voy a poner en práctica mi carrera, si dios lo permite, porque ya a los 82 años hay menos expectativas de vida”, confesó.
Orgullosa de haber encontrado esta modalidad para estudiar una licenciatura sin tener que subirse al transporte público para llegar a clases, Olga Zendejas comentó que gracias al apoyo de sus tres hijos y sus cuatro nietos decidió estudiar la secundaria a través del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos.
Pero su ímpetu por seguir preparándose no terminó ahí; uno de sus hijos le enseñó que podía estudiar el bachillerato en línea y el año pasado lo terminó, con lo que se animó a inscribirse a la UnADM.
Doña Olga contó que siempre tuvo “la espinita” de estudiar una carrera profesional, pero su rol de mamá y el tiempo que dedicó en atender sus establecimientos mercantiles para que sus hijos sí estudiaran, retrasaron ese sueño que hoy está cumpliendo solamente por puro placer.
Junto con su esposo puso un despacho contable, pero no funcionó, de modo que optaron por poner pequeños negocios, de donde salió para la formación profesional de sus tres hijos, a quienes vio titularse y fue entonces que decidió retomar ese sueño frustrado de su juventud.
Aunado a cumplir esa expectativa, la estudiante de 82 años y de los mejores promedios de su generación, consideró que la vejez no debe ser un impedimento para estudiar, por el contrario, aseguró que si un anciano mantiene activa su mente con algún aprendizaje, está más lejos de padecer Alzheimer y de postrarse en una cama por alguna enfermedad relacionada con la edad.
“Todas las personas adultas debemos estudiar, debemos hacer algo, porque ¿qué pasa cuando uno se jubila a los 50 o 65 años? Se va a su casa, se pone a leer el periódico y se pone a ver la televisión. ¿Qué le pasa a sus neuronas? Se pegan. Y el cerebro es una de las cosas a las que le debemos dar mantenimiento, entonces tanto estudiar como leer, aprender otro idioma, hace que nuestra mente siga activa”, puntualizó.
La alumna más grande la UnADM siempre tuvo deseos de estudiar, pero cuando sus hijos terminaron sus carreras y su esposo falleció se dio cuenta de que ahora sí tenía el tiempo para dedicárselo a los libros.
“Todos mis hijos son profesionistas, gracias a dios, que nos permitió al papá y a mí poder darles una carrera, pero una mamá con primaria no me gustaba y ése fue uno de los motivos principales para una superación personal”, reveló.
Y aunque apenas cursa el segundo semestre, confía en que se titulará y podrá desarrollar sus habilidades para administrar con mayor eficiencia la escuela de su hijo.
ESTUDIAN PARA APRENDER, NO POR TENER UN CERTIFICADO
Nery y Mara Lamothe Yunes tienen 14 años, tocan a la perfección el piano, terminaron la licenciatura en Educación Especial, lógica, matemáticas y ciencia en la Universidad de Sheffield, Inglaterra, y ahora cursan Biotecnología en la UnADM.
Apoyadas por su papá Pedro Lamothe Cervera, médico y científico que ha trabajado durante años en un modelo de educación tutorial, denominado “Principia pedagógica eléntica”, con el que ha formado a sus cuatro hijos, las gemelas decidieron “estudiar bajo la modalidad abierta y a distancia, porque consideramos que es más práctico que perder horas en un salón de clases, donde sólo habla el maestro”.
A pesar de su talento académico, su timidez les impide exponer con detalle su capacidad para estudiar una carrera de ciencias duras simplemente por medio de una computadora e internet.
Entrevistadas en su casa, rodeadas de libros que las han acompañado desde los 11 años, como el tradicional texto de matemáticas Baldor y otros ejemplares de ciencias escritos en inglés, Mara y Nery son de pocas palabras, pero las suficientes para mencionar que eligieron la UnADM porque consideran que tiene el mejor plan de estudios de Biotecnología.
Ambas estudian “por las noches porque hay menos ruido. En el día, relatan, se escuchan bullicios de la calle, de vendedores, de la basura, de coches y eso no nos agrada para estudiar” y por ello optan por hacerlo en las noches y hasta la madrugada, cuando ni el teléfono interrumpe su concentración.
Las adolescentes aman las ciencias duras y por ello es que decidieron estudiar Biotecnología y bajo esta modalidad es como más les gusta, porque se compagina con el método que les enseñó su papá, así que desde la comodidad de su hogar, las gemelas de tan sólo 14 años ya son universitarias.