Las autoridades aéreas de EE.UU. han vigilado por años, en secreto, a pequeños grupos de pasajeros estadounidenses, incluso si esos individuos no tenían vínculos conocidos con el terrorismo, reconoció hoy a Efe la Administración de Seguridad del Transporte (TSA, en inglés).
La práctica, que fue destapada por el diario The Boston Globe, se trata de un programa denominado “Quiet Skies” (Cielos Tranquilos) mediante el que la TSA ordenó desde 2010 que se investigase a pasajeros sospechosos por sus comportamientos en los vuelos, como sudar copiosamente o usar el baño con asiduidad.
“El objetivo de este programa es garantizar que los pasajeros y la tripulación de vuelo estén protegidos durante el viaje en avión”, aseguró a Efe una portavoz de la TSA que pidió el anonimato.
“Contrario al artículo publicado por The Boston Globe, (…) el programa no toma en cuenta la raza y la religión, y no tiene la intención de vigilar a estadounidenses comunes y corrientes”, argumenta la agencia.
Según indica la TSA, la esencia del programa no dista de otros de inteligencia diseñados para identificar información valiosa para la seguridad de los ciudadanos.
“El programa analiza la información sobre los patrones de viaje de un pasajero y, a través de un sistema de controles y equilibrios, para incluir una vigilancia sólida, agrega efectivamente una línea adicional de defensa a la seguridad de la aviación”, añadió la misma fuente.
Se trata, de acuerdo a la agencia, de una práctica que lleva a cabo “revisiones rutinarias” a través de procedimientos legales que respetan “los derechos civiles” y es un “método práctico para evitar que ocurra un acto de terrorismo a 30.000 pies de altura”.
La iniciativa plantea nuevas preguntas sobre la privacidad de los estadounidenses de a pie cuando hacen viajes rutinarios dentro de EE.UU. y sobre la amplia red de vigilancia por parte de las fuerzas de seguridad para evitar ataques terroristas.