El gobierno brasileño estudia multar a quien impida la entrada de funcionarios de salud a su residencia con el objetivo de eliminar los focos de reproducción del mosquito Aedes Aegypti, transmisor del virus del Zika.
El país, el más afectado por el virus, con 1.5 millones de personas, desplegó a miles de militares para frenar la proliferación del mosquito transmisor, mientras la presidenta Dilma Rousseff estudia aplicar multas a quien dificulte el trabajo de los técnicos de salud.
La abogacía general está analizando si es posible aplicar ese tipo de multa, ya que las residencias son lugares privados protegidos por la ley.
“Existe la posibilidad de establecer una multa para accionar a los propietarios de terrenos baldíos y residencias cerradas”, dijo este lunes Helder Barbalho, de la secretaría de Puertos de la presidencia de la República.
La base jurídica para la eventual multa sería que “esa persona está infectando su calle y su municipio” por no permitir el trabajo de los funcionarios de salud.
La presidenta Rousseff, que el sábado lanzó una campaña nacional contra el mosquito Aedes, firmó este mes un decreto que permite a los funcionarios de salud entrar incluso sin autorización en las residencias privadas para erradicar los focos de reproducción del mosquito.
Ante la falta de una vacuna y con el virus en plena expansión, Brasil lanzó la campaña “Zika Cero” en la que durante esta semana participan decenas de miles de militares y que pretende visitar millones de residencias y negocios del país para eliminar focos de reproducción en contenedores de agua limpia y estancada.