Un buen dormir, sinónimo de salud

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Desde que era adolescente Olga empezó a roncar. Su mamá le reclamaba por las mañanas porque el ruido que producía era tan fuerte que le quitaba el sueño. Ya pasaron más de dos décadas, Olga tiene 42 años y ahora sabe que sus ronquidos, la fatiga crónica y las ganas de dormir durante el día se deben a la apnea de sueño que padece y está relacionada con su sobrepeso.

A 15 meses de que la Secretaría de Salud emitió una emergencia epidemiológica por diabetes mellitus y obesidad, especialistas invitan a la población a mejorar sus condiciones de sueño para evitar estas afecciones crónico-degenerativas, puesto que las personas que no mantienen un peso idóneo son candidatos para presentar trastornos del mal dormir que pueden culminar en eventos cardiovasculares, como infartos.

La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino 2016 estudió por primera vez la relación de los trastornos del sueño con el sobrepeso y la obesidad.

Se encontró que 27.8% de la población tiene riesgo alto de síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS), pero es mayor en personas que no mantienen un peso adecuado a su estatura; 28.4% reportaron un tiempo de sueño reducido (menos de siete horas), y es más común en las zonas urbanas y en la Ciudad de México; en cuanto al insomnio, que es la dificultad para dormir más de tres días por semana, éste afectó a 18.8% de la población, con mayor proporción en mujeres.

¿Cómo se relacionan estos trastornos?

Gittam Pammela Torres San Miguel, jefa de la Clínica de Sueño del Hospital General Regional Número 1 Dr. Carlos MacGregor Sánchez Navarro del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), explicó que durante el sueño existen ciclos hormonales y al no dormir se pierden diferentes tipos de hormonas, como la del crecimiento (somatotropina), melatonina, que justo es la que permite que una persona descanse, y testosterona.

Si una persona duerme entre las 12 y 2 de la madrugada todos los días se pierden descargas hormonales y al amanecer permanece una sensación de fatiga y hambre.

“Es obvio que se nos van a antojar mucho más unos chilaquiles con mucho queso y crema que una pechuga asada con verduras. Ahí está el trastorno del sueño que desencadena un sobrepeso y obesidad, es la asociación entre esas enfermedades”, señala.

No dormir provoca que una persona se sienta cansada, que necesite energía y por consecuencia consuma una cantidad exagerada de carbohidratos y lípidos, lo que hace que el cuerpo use sus reservas de insulina y las personas desarrollen obesidad y después diabetes o hipertensión. “Es un círculo vicioso”, añade.

El páncreas tiene una cantidad estricta de insulina para usarla durante todo su tiempo de vida; al tener esta descarga de carbohidratos todas las mañanas la insulina se acaba y los gramos que debían durar hasta los 70 años sólo alcanzarán para cuando la persona cumpla 40. “Ahí tendremos un debut como pacientes con diabetes mellitus tipo 2”, advierte.

Pável Villegas Betanzos, adscrito a la Clínica de Sobrepeso y Obesidad de la misma unidad médica, comentó que la relación de estas enfermedades va en función de la gravedad del sobrepeso.

“A mayor sobrepeso u obesidad, un paciente tendrá más complicaciones para respirar. Hay quienes al vivir con obesidad mórbida no pueden dormir más que sentados; entonces, al reducir su peso esta situación mejora”.

La apnea de sueño o el dejar de respirar al menos por 10 segundos es el trastorno que más se asocia con el sobrepeso y la obesidad.

Para tratar estos padecimientos, aseguró que es necesario un trabajo integral que involucre diferentes especialidades para vigilar la dieta de los pacientes, así como un monitoreo de éstos cuando duermen.

Gabriela González Duprat, experta en diagnóstico, tratamiento y seguimiento de enfermedades metabólicas, sobrepeso y obesidad, afirmó que la salud es un todo, no se puede cuidar solo la alimentación y dejar de hacer ejercicio o no dormir bien, “si no mejoramos la dieta, nuestra manera de dormir y ejercitarnos, no bajarán la tas

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