En la cultura mexicana, los celos son sinónimo de propiedad, pertenencia y posesión de una vida que no es la propia.
En los años más recientes, hablar de violencia de género en México se ha convertido en un tema cotidiano. Un enorme vacío de seguridad, generalizado a lo largo del territorio nacional, proporciona una especie de validez a casi cualquier pretexto tomado para lastimar e incluso asesinar a una mujer mexicana.
Las autoridades acostumbran evadir el tema, sin embargo, la violencia feminicida se produce y multiplica en todo el país. Esta suele encontrar su origen en una excusa completamente contraria a lo que la misma refiere: el amor.
A pesar de que sentir celos es una conducta meramente humana, dos grandes preguntas rodean a dicha sensación: ¿hasta qué punto los celos están considerados dentro del margen de lo saludable? y, ¿qué tan justificado se encuentra el rebase de la línea que separa a los celos por amor de los celos patológicos?
“Interés extremado y activo que alguien siente por una causa o por una persona”. Así reza una de las definiciones que ofrece la Real Academia de la Lengua para la palabra celo pero en la cultura mexicana, los celos son sinónimo de propiedad, pertenencia y posesión de una vida que no es la propia.
Los celos enfermizos son peligrosos. Eso no es amor
De acuerdo con un análisis de TrustLaw, publicado en marzo de este año, en México fueron asesinadas 6,488 mujeres entre 2013 y 2015 y aunque no todos están relacionados con el factor “celos”, es posible imaginar que existe una gran cantidad de casos relacionados con este hecho.
Recientemente se dio a conocer el caso de Alexis, una chica de 17 años que vivía en Monterrey, Nuevo León, y que fue asesinada afuera de su propio domicilio por su exnovio, quien además agredió a la madre y a la hermana menor de la víctima, quienes presenciaron el asesinato.
Según versiones extraoficiales, el delito está relacionado directamente con los celos que sentía Sergio, vecino, exnovio y verdugo de la pequeña Alexis, quien se encontraba en una nueva relación amorosa con un jugador del equipo de futbol del cual ella era porrista.
A través de una carta que circuló en redes sociales, una tía, hermana del padre de la menor asesinada hizo notar su tristeza e indignación por el asesinato de su sobrina, a quien definió como una persona amable, educada y que “apenas se descubre a sí misma como mujer”.
“No dejar que ese ‘pasarse de lanza’ se convierta en un asesinato. Eso no es amor muchachas. Eso es obsesión, qué cosa romántica hay en que te disparen por ‘amor’? Los celos enfermos (sic) son peligrosos. Eso no es amor.”, se puede leer en el texto difundido en Facebook.
Casi un par de años atrás, en septiembre de 2014 sucedió un tragedia similar en el municipio de Melchor Ocampo, al norte del Estado de México, el foco rojo más sobresaliente en cuanto a feminicidios en todo el país.
En este caso, la víctima fue Ruth Abigail, una menor de escasos 14 años de edad que sufrió la embestida de César Rodríguez Gómez, expareja sentimental de su madre y quien, en un ataque de celos y furia decidió poner fin a la vida de “La peque”, como solía llamar su familia a Ruth.
María Zeballos, madre de la menor, declaró ante las autoridades que antes de asesinar brutalmente a su hija, el agresor le envió mensajes de texto amenazándola por haber terminado con su relación que para ella ya no resultaba funcional debido al comportamiento posesivo de César, originado principalmente por sus celos.
No es un mal exclusivo de los hombres, pero…
Se suele relacionar a San Agustín de Hipona con una oración que afirma que “el que no tiene celos no está enamorado”. Dada la subjetividad implicada en la definición del concepto de amor, resulta prácticamente imposible rechazar o reconocer como válida tal aseveración, sin embargo, desde el punto de vista científico, los celos se pueden convertir en una enfermedad y, ésta, se puede traducir en una desgracia.
Aunque en lo general, el término celo implica una sola definición, los trastornos varían dependiendo de la gravedad y las características mostradas por cada individuo. Entre los más conocidos destacan los trastornos por celos patológicos, psicopáticos, destructivos y dependientes, cada uno puede resultar igual de grave que los demás.
De acuerdo con Rosa María Cuarón, psicóloga y especialista en el tema, el trastorno de celos más recurrente es el psicopático, el cual tiene como característica principal el ocultamiento y posterior agravamiento de las muestras de celos dentro de una relación de pareja, por cualquiera de las dos partes.
Para la especialista, este trastorno está directamente relacionado con los antecedentes inmediatos de quien lo padece. Machismo, feminismo, misoginia, agresividad y abandono son algunos de los factores que pueden detonar un trastorno de este tipo en quien se asocia con él.
Asimismo, la especialista afirma que estos trastornos no se tratan de un mal exclusivo del sexo masculino pues se ha topado con diversos caso en los que son las mujeres quienes, justificándose en el amor y la protección, intentan controlar algunas actividades de su pareja hasta terminar dominando prácticamente la vida de quien dicen amar.
Métodos primarios de control como la excesiva adulación a la belleza o el control sobre la vestimenta de la pareja son el primer indicio sobre el trastorno de celos psicosomáticos que pueden llegar a convertirse en agresiones verbales, jalones, empujones e incluso golpes.
Aunque también se ha encontrado con casos en los que las consecuencias han sido fatales, la psicóloga detalla que existen tratamientos de tipo psicoterapéutico para controlar los ataque de celos que originan casos como el de Alexis o el de Ruth Abigail, sin embargo, asegura la experta, las medidas precautorias se debe tomar en cuanto se identifique el primer indicio de control sobre la pareja en cualquier sentido.
