Endeble por naturaleza y susceptible a las melodías de los ídolos británicos, la joven norteña se vio abrumada por la densa y poluta atmósfera del momento.
Ufana, como toda fanática de Coldplay, Andrea Villalpando recorrió mil kilómetros desde Mazatlán, Sinaloa hasta el Foro Sol para cantar, gritar y brincar como si fuera el último día de su vida.
Endeble por naturaleza y susceptible a las melodías de los ídolos británicos, la joven norteña se vio abrumada por la densa y poluta atmósfera del momento.
En un suspiro se le fue la vida.
Presa de un ataque de asma y retrasada la atención médica, fue Carlos su primo quien devolvió su cuerpo, frío, a casa.
Las redes sociales mazatlecas están de luto.
Con Información del Zócalo de Saltillo.