En días pasados se firmó el nuevo tratado trilateral de libre comercio de América del Norte, en esta ocasión su nombre es T-MEC.

Después de varios meses de negociaciones que pasaron por muchas altas y bajas, al fin, el pasado 30 de noviembre los presidentes de México, Canadá y Estados Unidos firmaron el USMCA (por sus siglas en inglés). Ahora solo falta que los Congresos de cada país lo ratifique para que entre en funcionamiento.

Por el momento sigue vigente el TLCAN en espera a que se ratifique aunque provisionalmente Donald Trump ha ideado una forma de presión a su Congreso que consiste en abandonar el vigente TLCAN para, de no ser aprobado el T-MEC, se regrese a las normas de comercio de 1994 (antes de la entrada en vigor del TLCAN) que de acuerdo con Trump, eran muy beneficiosas para Estados Unidos.

Uno de los temas que quedaron inconclusos a pesar de ya estar firmado el nuevo T-MEC es el de los aranceles impuestos por la administración Trump del 25% a la importación de acero y del 10% al aluminio. Es un asunto que se tendrá que concluir a la brevedad.

Dentro de los puntos importantes del T-MEC que tocan a la industria automotriz es la de las reglas de origen. El TLCAN exigía que al menos un 62.5% de la producción de un automóvil se llevara a cabo en alguno de los tres países suscritos en el tratado, ahora el nuevo tratado contempla que ese porcentaje sea de 75%.

Además Estados Unidos empujó la iniciativa para que dentro del tratado se contemple que entre el 40 y el 45% de un auto fabricado en territorio de alguno de los tres países, debe ser fabricado por empleados que al menos gane 16 dólares por hora.

(Con información de autobild)