Si eres de los que ama tanto el café que tu día no comienza si no tienes una taza de café en mano, seguro conoces esta tendencia, te decimos cómo hacerla en casa.
El cold brew es una manera de preparar café que no requiere de calentar la infusión en ningún momento. El resultado es una bebida menos amarga que se toma fría sin perder el cuerpo debido a la adición de hielos. No es acuosa y su sabor es un poco más sutil y refrescante. Además, debido a que el proceso no requiere de calor, conserva las características específicas de los granos que utilices.
Si ya conoces este estilo de café seguro te has dado cuenta que no es barato. Si no lo has probado, es momento de que te aventures. Lo que quizás no sabes es que es muy fácil de preparar, pero requiere de mucha paciencia. A continuación te explicamos cómo hacer tu cold brew casero.
¿Qué necesitas?
220 gramos de café molido medio a grueso (8 tazas)
8 tazas de agua potable
Molino de café (en caso de no tener, pedir en donde compras los granos de café que te hagan un molido de medio a grueso)
1 jarra o frasco grande
1 frasco grande con tapa
1 manto del cielo
1 colador
1 taza medidora grande
1 liga
Procedimiento
Muele el café. Moler el café hasta obtener un molido medio a grueso (similar al de la sal de grano), si no tienes molino en casa, puedes pedir que te lo muelan en donde lo compres.
Haz el concentrado. Coloca el café molido en la jarra y agrega las 8 tazas de agua, revuelve para integrar todo. Al inicio el café flotará pero no te preocupes, es normal, solo asegúrate de que esté mojado. Tapa la jarra y refrigera por al menos 18 horas y hasta 24 horas.
Drena el café concentrado. Pon el colador sobre la taza medidora grande y cúbrelo con el manto del cielo. Vierte lentamente el café que dejaste reposar durante la noche. No exprimas o aprietes la tela, tienes que dejar que se cuele lentamente.
Chef Fran