Las posibilidades que abre el cómputo cuántico en un futuro próximo parecen infinitas; entre ellas destacan las soluciones a problemas cotidianos y la capacidad de asegurar la efectividad de medicamentos ante graves enfermedades, cuenta a Efe el experto estadounidense Robert Sutor.
El vicepresidente de cómputo cuántico e investigación de IBM sostiene que en unos años las computadoras podrán representar con exactitud las moléculas tanto del cuerpo humano como de los fármacos que se usan contra enfermedades como el cáncer y ver así qué efectos tendrían.
“Esto nos puede tomar 20 años. Si descubrimos que somos capaces de representar exactamente esos fármacos y las moléculas del cuerpo de manera exacta en una computadora, podremos computar las reacciones y podremos diseñar los medicamentos que tengan el efecto correcto. Eso sería totalmente útil para la medicina”, asegura.
Para Sutor, esto cambiaría radicalmente la manera de proceder en medicina, puesto que el blanco de pruebas ya no sería el ser humano.
Actualmente, muchos medicamentos contra las enfermedades más dañinas dejan terribles efectos secundarios a los pacientes, siendo muchas veces peor el remedio que la enfermedad.
El poder representar estas moléculas en una computadora no solo abre puertas en el terreno de la salud, sino en otros muchos aspectos como la generación de nuevos materiales de construcción.
Para que este futuro llegue, primero deben construirse computadoras con una gran cantidad de cúbits -bits cuánticos-, capaces de procesar enormes cantidades de datos.
En la actualidad, la computadora más grande de IBM es de 50 cúbits, lejos todavía de las cifras necesarias para alcanzar estos logros.
“Cincuenta cúbits es un buen inicio, pero se va a empezar a poner más interesante, ya que vamos a poder construir computadoras de cientos y miles de cúbits”, asegura el experto.
Poniéndolo en perspectiva, los aparatos electrónicos de uso cotidiano como los “smartphones” o computadoras de sobremesa funcionan a partir de bits, correspondiendo a lo que se conoce como “computación tradicional”.
Sutor observa que, pese a las millones de aplicaciones que son capaces de ejecutar este tipo de dispositivos, “hay cosas en las que las computadoras clásicas son muy malas”, especialmente en la reproducción de moléculas o aspectos de la física y la química.
Pero, más allá del uso médico, los dispositivos del futuro implementarán también soluciones a problemas de la vida cotidiana. Uno de ellos es el tránsito. El especialista imagina un mundo en que se pueda, mediante la inteligencia artificial, reducir el tráfico vehicular.
“Imagina que vas conduciendo y un coche tiene un accidente. Mediante computadoras tendríamos la capacidad de redirigir a la gente de manera inteligente hacia las carreteras adecuadas para minimizar la congestión vehicular”, apunta.
Pese a que ya existen aplicaciones similares en la actualidad, señala que esto se realiza de manera lenta.
“Tienes que solucionarlo muy rápido; no es algo bueno decir que te puedo dar una solución pero me va a costar tres horas porque tú estás en la carretera a las nueve de la mañana. Es ahí donde el cómputo cuántico puede ayudar”, sostiene.
El directivo de IBM también habla de la evolución de la inteligencia artificial, la cual está “haciendo que el ser humano se comunique de manera más natural con las máquinas”, poniendo de ejemplo al asistente por voz Siri, de la compañía tecnológica Apple.
Asimismo, cita a plataformas como Netflix o Amazon, que utilizan la inteligencia artificial para recomendar todo tipo de productos a partir de potentes algoritmos.
La inteligencia de estas plataformas a la hora de sugerir contenidos se sirve de la observación tanto de los gustos personales de un usuario como de los de millones de usuarios similares a él. Básicamente, las elecciones del consumidor son categorizadas de manera exhaustiva para entender mejor el comportamiento humano.
En este sentido, a Sutor no le cabe duda de que los negocios son el otro gran beneficiado de la inteligencia artificial.
“Si tú tienes un negocio y vendes productos, esos productos tienen características. Por ejemplo, pensemos en un coche, uno ya puede ver qué características debe ponerle al coche en función de las características que están demandando los usuarios”, concluye.