En mayo de 2011 el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y el entonces Instituto Federal Electoral revelaron datos alarmantes, la población mexicana conoce muy poco el contenido de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, promulgada el 5 de febrero de 1917.
De acuerdo a los resultados arrojados por la segunda Encuesta Nacional de Cultura Constitucional, 65.1 por ciento de los encuestados contestaron que la conocen poco, mientras que el 27.7 refirieron que no conocen nada de lo que estipula.
Para el año 2013, Consulta Mitofsky remarcó la cruda realidad al indicar que en promedio, seis de cada 10 mexicanos ha olvidado la fecha en que se conmemora la promulgación de la Carta Magna. De 13 efemérides a recordar, sólo 43 por ciento precisó el día de la Constitución Mexicana.
Los juristas y responsables del Museo de la Constituciones de México –porque tenemos uno–, dependiente de la Universidad Nacional Autónoma de México, coincidieron en que estas cifras demuestran la poca difusión que existe sobre el texto constitucional, siendo consecuencia su desconocimiento en el grueso de la sociedad.
A 99 años de que se registrara esta importante fecha, la actual administración federal encabezada por Enrique Peña Nieto, ha hecho diversas reformas constitucionales en materia de energía, competencia económica, hacendaria, financiera, laboral, educativa, ley de amparo, procedimientos penales, político-electoral, transparencia, y telecomunicaciones y radiodifusión.
“Durante décadas se nos dijo que era una nueva Constitución, pero en realidad se trataba de una gran reforma a la de 1857. Surgieron muchas críticas en ese entonces y hoy vuelven a resurgir”, comentó a Letra Roja, Luis Enrique Moguel Aquino, Jefe del Departamento de Administración del Recinto Benito Juárez de Palacio Nacional.
A decir del historiador mexicano, la Constitución es el documento que traza las líneas generales de cómo se constituye un Estado. No obstante, a pesar de ser un documento inminentemente político, incorpora elementos de carácter social.
“La verdad es que una Carta Magna difícilmente incluye este tipo de elementos, pero como es una Constitución construida sobre la base de una revolución, tenían que incorporarse las demandas y exigencias de los grupos que participaron en la guerra”, precisó.
Asimismo, recalca, la promulgación se firma después de la invasión norteamericana, por lo que también era una constitución muy nacionalista, socialista, anticlerical, entre otras.
Porque a un año de que se conmemore el centenario de la promulgación de la Constitución de 1917, el Senado de la República y la UNAM ya comenzaron a planear los festejos.
Y durante este periodo no faltará quien conmine a crear un nuevo proyecto de nación, pues integrantes de los actuales partidos políticos aseguran que con 642 reformas contenidas en 225 decretos que ha sufrido el texto original, se ha trastocado de fondo el espíritu de la letra revolucionaria que le dio origen.
Sin embargo, como lo marcan en el Museo de la Constituciones, “el que los habitantes de una Nación estén familiarizados con el contenido de su Constitución, es algo indispensable. Ello representa el entender las bases bajos las cuales el Estado se encuentra cimentado y las reglas mediante las que funcionan e interactúan sus órganos e instituciones. Por lo que conocer el texto constitucional, es conocer los derechos que se pueden ejercer y las obligaciones que se deben cumplir”.