Hombres y mujeres tenemos las mismas oportunidades, afirma la joven de 25 años
Con una sonrisa y con gran amabilidad, Andrea Franco Salomón recibe diariamente a cientos de comensales que visitan un restaurante en el Centro Histórico.
Con un turno de 24 por 24 horas, Andrea viene desde el Estado de México, desde Chalco, a desempeñar su papel como agente de seguridad privada.
Tiene 25 años, está separada de su pareja y tiene una pequeña niña de dos años de la que su madre se encarga cuando ella no está.
La necesidad la hizo adentrarse en el área de la seguridad privada, “porque es un buen trabajo” en el que se puede ir subiendo de puesto y que le ayuda a cubrir todas las necesidades de su hija.
Según platica Andrea a Letra Roja, lo que más le gusta de su trabajo es el trato con la gente y eso se nota. Cae bien. Y es que la empresa en la que trabaja le enseñó que todos merecen un trato amable y con respeto, desde el millonario hasta el vagabundo, a todos se les trata igual.
Pese a que se piensa que el trabajo de vigilante requiere de fuerza física y que son trabajos que en su mayoría desempeñan hombres, Andrea demuestra todos los días desde hace dos meses que no hay trabajo que las mujeres no puedan desempeñar.
Aunque no le ha tocado ninguna clase de situación peligrosa Andrea aseguró que está preparada para cualquier tipo de evento, pero tiene muy claro que no sólo en su trabajo sino en cualquier lugar, las autoridades no deben abusar de su poder.
A veces, explicó, “las mujeres se ven discriminadas o maltratadas en el empleo simplemente porque se nos cree débiles”, “creen que ya te pueden andar padroteando y no es así”.
Como ejemplo está su trabajo. Aunque ser vigilante requiere de cierta habilidad, Andrea está capacitada y no necesita de la fuerza bruta y física para desempeñar un buen papel “educadamente se pone a la gente a su lugar”, dijo con una sonrisa en la boca.
“Las mujeres podemos trabajar en lo que queramos, para mí no existe el sexo débil, todos tenemos las mismas virtudes y posibilidades nada más hay que desarrollarlas y ponerlas en práctica”.
Compartió que otro prejuicio que se tiene sobre las mujeres que desempeñan puestos “duros” es que son poco femeninas y que muchas de ellas tienden a desarrollar una preferencia sexual diferente.
Pero consideró que estos ambientes laborales sí son buscados por mujeres más fuertes, muchas de ellas lesbianas que se identifican con el puesto, “pero finalmente en gustos se rompen géneros”.
En sus ratos libres le gusta salir a pasear con su hija, quien aunque es muy pequeñita es muy lista. También lee, le gustan todos los géneros literarios pero disfruta más leer sobre historia y poesía “para no verse tan absorbida por el ambiente de trabajo”.
A juzgar por su tono de celular está vigilante un tanto bajita pero segura a la hora de recibir a los clientes, gusta de música alegre, “movida”.
El momento de ir al trabajo es difícil porque su hija llora cada vez que se va: “es una cosa por otra, tiene que aprender que a veces hay que sacrificar unas cosas por otras”, dijo.
Andrea ya tiene su futuro en mente, desea hacer carrera o experiencia en el área de la seguridad privada para que quizá dentro de un año pueda ingresar a la Policía Bancaria Industrial (PBI).
FUENTE : LETRA ROJA