Humedad, grietas, goteras, ventanas rotas y pisos levantados son algunos de los problemas que registran las bibliotecas públicas de Atizapán, Huixquilucan, Naucalpan y Tlalnepantla.
En Atizapán, por ejemplo, la “Biblioteca Cristóbal Higuera”, ubicada en la Colonia Alfredo V. Bonfil, presenta una grieta en el suelo que atraviesa la sala de lectura. Ahí, los asistentes también padecen filtraciones de humedad, además de que hay un vidrio roto en una de las ventanas.
La biblioteca “Eva Sámano de López Mateos” tiene principalmente problemas de vandalismo, pues sus muros están grafiteados.
Por separado, los asistentes a dos de las seis bibliotecas que operan en Huixquilucan piden a las autoridades atención a la infraestructura y equipo del lugar.
En la unidad “Adolfo López Mateos”, en Palo Solo, existe un pedazo de la loza del aula digital que se reblandeció y al parecer está fracturado. El espacio fue remodelado en 2006, pero la humedad persiste.
Este inmueble tiene más de 20 años en operación y sus baños no están en funcionamiento por la insuficiencia de agua para el edificio que también alberga las oficinas de los delegados y de actividades físicas.
En la biblioteca “Carlos Fuentes”, de 12 años de antigüedad, que se localiza en la colonia Jesús del Monte y recibe al mes a 150 personas, carecen de equipo de cómputo actualizado, pues tiene tres computadoras de más de 10 años de antigüedad, para la sala digital.
Varias lámparas no funcionan y al atardecer los lectores padecen este problema.
En Naucalpan, aunque la dirección de Servicios Públicos trabaja en la pinta de las fachadas de las 30 bibliotecas públicas municipales, los visitantes aún padecen problemas al interior de los inmuebles.
La biblioteca “Mario Colín”, ubicada en Bulevares, tiene humedad y grietas en sus paredes desde hace al menos seis años, además de una ventana rota.
“Sí es bueno que pinten, pero es forma, no fondo; primero deberían arreglar por dentro, que esté en buenas condiciones para dar el servicio, y luego ya lo exterior”, dijo Rodrigo León, uno de los usuario.
La biblioteca “Maximiliano Ruiz Castañeda”, en Hacienda de Echegaray, tiene sus pisos rotos, techumbre caída y paredes con filtraciones de agua.
La biblioteca “Andrés Molina Enríquez”, en El Molinito, tiene filtraciones, un vidrio roto, falta de iluminación y mobiliario en mal estado.
En Tlalnepantla, la biblioteca “Domingo Zavala”, en San Andrés Atenco, padece por vandalismo al exterior, pues tiene grafitis y un vidrio roto.
Repuntan préstamos a domicilio en Palo Solo
Desde hace cinco años, los responsables de la biblioteca “Adolfo López Mateos”, localizada en Palo Solo, han notado una baja en la afluencia de lectores, situación que atribuyen a la inseguridad en la zona.
“Nos ha bajado mucho la afluencia de usuarios, de unos cinco o seis años se ha acentuado esa situación”, explicó Laura Álvarez, encargada del recinto.
Lo anterior ha incentivado que padres de niños en edad escolar –los principales usuarios– y antiguos lectores asiduos tramitaran credenciales para préstamo a domicilio.
De las 300 visitas mensuales que registran, 250 son de personas con carnet, el cual permite llevarse hasta tres libros a su casa.
“En esta zona funciona mucho el préstamo a domicilio por las condiciones de seguridad que hay ya en la calle, muchos padres de familia lo que optaron fue por tramitar su credencial de préstamo a domicilio”, señaló la bibliotecaria.
Son cuatro salas principales con un acervo de 15 mil 800 libros, muchos de ellos producto de donaciones.
“Tenemos un libro por aquí de histología que lo consultan muy seguido los alumnos de la Anáhuac, porque ese libro ni ellos lo tienen”, presumió Álvarez.
Entre sus tesoros, también destaca un facsímil del Códice Borgia.
A pesar de los problemas de delincuencia, también realizan actividades como cuentacuentos, tertulias literarias, círculos de lectura y el cursos de verano.
Fuente : Reforma