Las diversas ciudades de México que visitará el Papa Francisco del 12 al 17 de febrero próximos fueron, desde el principio, una exclusiva decisión de él mismo, dijo hoy el embajador de ese país ante la Santa Sede, Mariano Palacios Alcocer.
En una conferencia dedicada al próximo viaje internacional de Jorge Mario Bergoglio, organizada por el observatorio en comunicación Mediatrends, el diplomático reveló algunos detalles del proceso que llevó a la gira apostólica.
Precisó que desde la primera visita a México en noviembre de 2015, el organizador de los viajes papales, Alberto Gasbarri, dejó en claro la decisión del pontífice de incluir la capital, el Estado de México, Chiapas, Morelia y Chihuahua, en el periplo.
Estableció que por eso ni el episcopado del país, ni el gobierno realizaron propuestas alternativas.
Reconoció que muchos obispos y gobiernos habían manifestado su voluntad de recibir al líder católico, y por eso se decidió que todas las actividades que encabezará tendrán un carácter nacional, no solo estatal.
“Tanto el episcopado como el gobierno entienden que es una distinción la visita del Papa a México y por eso cada uno de los actos no corresponderá al estado que lo reciba, sino donde se congreguen los temas y los grupos sociales de todo el país”, subrayó.
Aseguró que se trata de una visita “largamente esperada por el pueblo mexicano”, desde la elección misma del primer Papa latinoamericano como resultado del Cónclave de marzo de 2013.
Recordó que en ese año -por primera vez en la historia de las relaciones bilaterales- un presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, asistió a la ceremonia de entronización de un nuevo obispo de Roma en la Plaza de San Pedro.
En esa ocasión –abundó- el mandatario le hizo extensiva la invitación a visitar el país, que fue refrendada “de manera enfática” por los integrantes de la Conferencia del Episcopado Mexicano en una visita conjunta a Roma en mayo de 2014.
“Las primeras reacciones en altos funcionarios de la Curia Romana cuando comenzamos a tratar este tema en 2013 fue: ¿tienen ustedes claro que el Papa acaba de estar en México el año pasado? Efectivamente, el Papa Benedicto había estado en marzo de 2012”, reveló Palacios Alcocer.
“Había una especie de asombro aunque el Papa había dicho, con una gran generosidad, que aceptaría visitar México aunque no había precisado una fecha particular”, continuó.
Por eso consideró que, al margen de la gran aceptación que tenía en el pueblo, los obispos y las autoridades, la visita “no hubiese sido posible” sin la “decisión personalísima” de Francisco, a la luz del Año Santo extraordinario de la misericordia.
Advirtió que su principal propósito está relacionado con la presencia en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, que representa la advocación mariana más visitada del mundo.
“El Papa dejará de recibir a los peregrinos en Roma para encontrarse con los peregrinos de América que no pueden cruzar el Océano, es un viaje de encuentro al Continente Americano”, ponderó.
Asimismo el embajador indicó que será el primer viaje que realiza un pontífice con destino único y exclusivo a México, ya que los seis viajes anteriores (cinco de Juan Pablo II y uno de Benedicto XVI), incluyeron uno o varios países más.
Y destacó que Francisco será el primer líder católico que será recibido en Palacio Nacional, sede del gobierno nacional, un dato que no puede pasar desapercibido en la revisión de la historia de las relaciones entre México y la Santa Sede.
“El ha definido su agenda, habrá sólo un evento oficial en Palacio Nacional, donde se reunirá con las autoridades públicas. La recepción y la despedida en los aeropuertos de Ciudad de México y Ciudad Juárez no tienen un carácter oficial, sino informal. El resto de sus intervenciones será de contenido pastoral”, estableció.
Por otra parte anticipó que “no hay ningún elemento objetivo” que haga tener preocupación en materia de seguridad, aunque constató la necesidad de tener particular cuidado en esta materia por la multiplicación de atentados terroristas en el mundo.
“Sin que exista ningún elemento objetivo que pueda considerarse riesgoso, en la materia de seguridad nadie tiene el derecho de bajar los brazos. La atención, al logística, la información son indispensables para garantizar la seguridad del pontífice, que estará en manos del Estado Mayor Presidencial”, apuntó.