Joey Maxwell decidió aceptar a un perro abandonado y que vagaba por el bosque. A pesar de tener 8 años, el hombre no lo dudó e hizo parte de su familia a Maverick.
Todo iba bien, como siempre en una relación amo-dueño, hasta que en una visita al veterinario diagnosticaron al can con linfoma, enfermedad que le provocaría dolores y le impidiría caminar.
El amor de su dueño es tanto que sin importar que no se pueda mover lo saca a pasar en un carrito y pasa mucho tiempo con Maverick.
Maxwell dijo estar conciente de que algún día Maverick tendrá que irse para dejar de sufrir, pero que seguirá dándole todo su amor.
Con información de Upsocl.