Uno de los principios más trascendentes de la filosofía oriental es el desapego a los bienes materiales, ellos son tanto como la negación de la felicidad, de la realización. Depender de los bienes no permite que logremos los conocimientos del universo. Es un pensamiento que llevado a la literalidad es radical, incluso incómodo dado el nivel de satisfactores que en sociedad hemos aprendido a valorar.
De 2013, El Control es una cinta de Dago Garía, en donde se hace un repaso por medio de pasajes muy claros, de lo mucho que puede aprendió una familia clasemediera de un aparato tan fundamental, clave del siglo XX: la televisión.
Con una narrativa inspirada en “Los años maravillosos”, Fernando, el hijo y posterior patriarca de la familia va narrando episodios muy divertidos que terminan siendo muy cercanos, recordables: la censura para ver ciertos contenidos que se consideraban no recomendables para la familia, o bien, el que alguno de nosotros fuéramos el “control remoto” de la televisión.
Si bien la historia gira en torno a las experiencias y recuerdos de Fernando (Cristian Tappan), el gran elementos de unidad es el patriarca original de la familia Castro Cuevas, don Antonio (César Mora), quien con un estilo iracundo, controlador, monárquico, mantiene la estabilidad de una familia que poco a poco va aumentando en torno a los cambios y presencia de la televisión.
El Control es un film en hacer una recorrido por anécdotas divertidas para encontrar el espacio dramático, no de una manera trágica, solo poniendo acentos, ubicando una posición bastante flexible y tolerable, pues el aparente centro de atención, los televisores, son los menos responsables por lo que hacemos, a final de cuentas es la elección de las personas las que terminan decidiendo las cosas.
Y es que Garía, sin dar clases moralinas, logra un ambiente en que sus personajes resultan cercanos, creíbles cuando se tiene que ajustar un televisor con la antena aérea, cuando hay muchos deseos de ver un partido de fútbol, o de la ola de consumismo a partir de la llegada del cable y las pantallas planas.
Espacios para la crítica social, espacios para la diversión, la partida de familiares, la llegada de nuevos hábitos, y dejar en el centro quizás el ritual más significativo de la familia en la segunda mitad del siglo pasado, reunirse para ver televisión.
El mensaje es claro, “corrección es amor”, y El Controldefine que la vida solo es un avance de recursos tecnológicos y que con ellos también podemos aprender a vivir, sabiendo que las teorías son solo lecturas del entorno, que no todo lo que hay en los medios electrónicos nos llevan al desastre, que solo es contenido y uno es el que lo hace valioso o no.
Toma un espacio, en 90 minutos date una oportunidad de recordar cómo se vivía, o descubre cómo eran las dinámicas sociales y familiares hace no mucho tiempo, la liga para ver esta cinta es https://www.youtube.com/watch?v=WUAhFoOLjMA. Si bien el cierto que los objetos, los apegos, pueden hacernos miserables, ¿la ausencia de bienes materiales no pueden quitarnos aprendizajes?
Que disfrutes tu película
