Los recientes arrestos de los exgobernadores priistas Tomás Yarrington y Javier Duarte, de Tabasco y Veracruz respectivamente, perecieran a simple vista un duro y contundente golpe de autoridad por parte del Estado mexicano contra la impunidad y corrupción.
Durante su participación en la Toma de Nota y Protesta de la nueva dirigencia del Congreso del Trabajo, el presidente Enrique Peña Nieto aseguró que estos arrestos representan un mensaje claro contra la impunidad.
“Quienes quebrantan la ley, deben responder por sus actos, independientemente de lo que determine el poder judicial, esas detenciones son un mensaje firme y contundente del Estado mexicano contra la impunidad”, expresó el mandatario.
No obstante, hay otras voces que se proclaman en contra de lo dicho por el gobierno federal y ese cuestionado triunfo de la autoridad sobre los prófugos Duarte y Yarrington.
Ambos arrestos, el primero en Italia durante la semana pasada, y el segundo durante la noche del sábado en Guatemala, parecen llegar justo en el momento en que el proceso electoral para las gubernaturas de tres estados se llevan a cabo: Estado de México, Coahuila y Nayarit.
Esto, como han señalado especialistas en la materia e incluso líderes políticos como Alejandra Barrales del PRD, entre otros, es una táctica desplegada por el PRI a nivel nacional para intentar reivindicar su papel ante la sociedad, por lo que tanto Duarte como Yarrington sólo son monedas de cambio para garantizar la permanencia en la gubernatura, principalmente, del Estado de México.
Otras voces más ingenuas han sospechado que a raíz de lo dicho por el actual mandatario veracruzano, Miguel Ángel Yunes, se podría estar gestando desde ahora un nuevos escándalo en contra de Andrés Manuel López Obrador, pues de acuerdo con lo expresado por Yunes, Javier Duarte habría financiado a Morena (partido de López Obrador) en las pasadas elecciones en la entidad.
Hasta ahora lo único cierto es que tanto detractores como instituciones y gobierno parecen estar sacado raja política de las detenciones de los dos exgobernadores priistas, pese a que los fines no sean del todo claros.
