El enroque de Ana Lilia Herrera Anzaldo

Escuchar Nota :
[responsivevoice_button voice="Spanish Female" buttontext="Play"]


Los resultados electorales del pasado 5 de Junio han acelerado el proceso sucesorio en la entidad. La preocupación ha sido evidente luego de que la coalición PAN-PRD resultó victoriosa en 4 estados y muy competitivo en los otros casos, por lo que los dirigentes locales de dichas agrupaciones se animaron a sacarse la foto y difundir su interés de ir juntos en el 2017; adicionalmente se han expresado los intereses de contender de al menos 3 líderes locales del PAN;  se discute de nuevo la pertinencia de convencer a Josefina Vázquez Mota de ser la abanderada de una eventual coalición; Oscar González hace su trabajo de zapa por enésima ocasión en el PT y los momios al interior del PRI cambian semana a semana. El arribo de Ana Lilia Herrera al gabinete de  Eruviel Ávila, no puede ser leído de otra forma; arrancó precipitadamente el proceso sucesorio local.

Como he señalado en anteriores colaboraciones, no me parece oportuno dedicarme al análisis de personalidades y en esta ocasión me salgo de la rutina señalada para compartir escenarios que podrían servir de reflexión frente a los movimientos que ya se advierten entre los distintos aspirantes a suceder en la oficina de Lerdo 300. Primero el método, la construcción de escenarios, es más generosa que la simple elucubración del peso de personajes y jugadas, que sólo conocen quienes toman las decisiones al interior del grupo en el poder y de los propios partidos políticos. Por eso, construiré tres posibles escenarios que se abren a la luz del cambio en comento.

 

Acuerdo institucional con alianzas internas de los grupos locales.

Este parece ser el escenario más probable y significaría que la llegada de Ana Lilia Herrera al gabinete sólo tenga el propósito de abrir el abanico de competidores en el plano local, partiendo de un acuerdo superior que ponga de relieve la importancia de ganar el 2017 para cualquier proyecto futuro; en este caso, las cabezas de grupo (Montiel/EAV/EPN) convienen un juego abierto de aspirantes, en tanto se pulen los instrumentos de medición y se observan los avances de una eventual Candidatura Común dentro de la oposición. Ya es muy evidente el despliegue publicitario de los jugadores en el PRI. Gómez Monje, Manzur, los Del Mazo y ahora Herrera, son quienes juegan con mayores posibilidades en la lógica centro-periferia. Fuera de ellos, cualquier otro jugador pertenecería a los grupos señalados. En este supuesto, la unidad interna juega el papel estratégico que determinó el resultado en el 2011, “frente al temor de la derrota, hay que cerrar filas”, sería la consigna. Montiel sería una especie de operador del grupo hegemónico en la entidad y el incentivo para el gobernador EAV sería la garantía del presidente Peña de dejarlo jugar rumbo al 2018, a cambio, claro está, de garantizar el triunfo en las elecciones del próximo año. En este escenario, el dinero fluiría sin cortapisas para el candidato sacado por consenso y contaría con el apoyo de todos los demás aspirantes; ese sería el trabajo fino del exgobernador y gobernador en turno. En este escenario, cualquiera de los que están en la jugada podría ganar si se cumplen estas hipótesis.

Frente a este escenario, la oposición tendría que echar mano de un acuerdo nacional por impulsar una candidatura común realmente fuerte y con el apoyo de todos los gobernadores que ganaron este año, bajo la estrategia de descarrilar al PRI rumbo a la sucesión presidencial. Una coalición local, con un candidato local, sólo sería comparsa y pondría en evidencia que el trato de Eruviel-Bautista-Ulises sigue conforme a lo planeado, pues a los líderes opositores de este eje, les interesan más las elecciones locales del 18 que la sucesión gubernamental, en donde podrían ganar más perdiendo que compitiendo con fiereza, quizá por ello la resistencia de Josefina Vázquez de aceptar ser la abanderada acá, si ya sabe cómo se las juegan los susodichos. Bajo la óptica del poder, a la oposición ya le pagaron con la reforma que permite las candidaturas comunes y el gobierno de coalición, que les facilitaría mucho las condiciones de competencia rumbo a las elecciones locales del 2018 y les tocaría pagar los favores, fraccionando la votación opositora, tanto como sea posible. Esos serían los extremos de la oposición: si quieren ganar tienen que ceder ante un personaje de estatura nacional con alianza opositora amplia, por el contrario, sí buscan “perder dignamente” irán por separado a costa de lo que sea.

Captura de pantalla 2016-07-04 a las 23.29.04

Jugar “según el librito”.

Es posible una salida negociada que sólo involucre a los que tienen capacidad de decisión: el Presidente Peña y el Gobernador Ávila. En un sistema presidencial con fuertes herencias autoritarias no se ve como el Presidente, como factótum del PRI, quede fuera de las decisiones. Y aunque se antoja poco probable un acuerdo terso, frente a la cantidad de agravios acumulados en los últimos años entre los simpatizantes de ambos grupos, el acuerdo óptimo para este escenario sería quid pro quo, o sea, te doy el 17 a cambio del 18. No olvidemos que EAV tiene ganas, los recursos y los aliados en sus pares, como para evitar que un tecnócrata los rebase por la derecha y buscará, a como dé lugar, una posición de privilegio en el próximo sexenio, pues ahí tendrá opciones de sobra, desde ser Senador, coordinador de campaña, dirigente del PRI, hasta candidato Presidencial o miembro del eventual gabinete del nuevo gobierno federal. Para el gobernador la mejor estrategia será no pelearse con nadie a cambio del ansiado boleto de entrada al baile principal de la silla presidencial. Sin embargo, en este escenario, el arribo de la senadora no pasaría de ser un movimiento de enroque en el tablero local y hasta un gambito que tranquilice las procelosas aguas de la sucesión mexiquense. En este momento ningún movimiento es definitivo, así lo marca la historia de las sucesiones y el propio calendario electoral. Extraña, eso sí, que cada que el Presidente anda de gira, se le alborote el gallinero. Sinceramente no creo que el arribo de Ana Lilia Herrera no haya sido consultado, ni que el pronunciamiento de la prima haya sido por la libre. Pienso que ambos contaron con la venia presidencial. El Presidente en la cultura priísta tiene un rol determinante y por más débil que se vea a Peña, juega en su favor una cultura que goza de una sólida liturgia y tradición heredada desde hace más de 70 años. El acuerdo más viable aquí sería llevar la nominación hasta el próximo año, para lo cual la alianza jugaría un papel de contención sorteando las presiones internas y los aceleres propios e inducidos que se replicarán cada semana, pero que siendo observables y con costo para los acelerados, permitiría a los decisores evaluar con calma la mejor decisión siempre que prevalezca el quid pro quo.

En este escenario, la oposición tendría siempre la opción de contar con aliados descontentos dentro del propio PRI. Es a la oposición a la que le urge acelerar el proceso, no al gobierno. Por lo demás, es Margarita Zavala quien ya está en abierta campaña con su organización “Yo con México” que incluso ha colocado espectaculares en el Estado de México con la leyenda: “#Ya estuvo”, que alude a todos los problemas que la sociedad denuncia. En este escenario, la oposición tendría, a diferencia del PRI, que acelerar el convenio para un Candidato Común, ofreciendo un polo opositor en la Legislatura local y subir el tono de las críticas hacia el gobierno local, cosas que se ven difíciles ante la evidente estrategia del gobierno local al haber incorporado a diversos actores afiliados al PAN a carteras del gobierno local. No es ninguna novedad que el panismo ha sido divido en el Estado de México bajo el auspicio del gobierno, como sucedió en el 2003 y “domesticado” como sucede desde el 2009 al menos.  Si la oposición no acelera el proceso de negociación para ir juntos el próximo año, sus posibilidades de éxito se diluyen.

 

Voy por todas.

Este sería el escenario de la confrontación, en el que el ex gobernador empuje a uno de los suyos en lo local, arrebatando el proceso sucesorio y “forzando” a EAV a jugar de su lado para también ganar la candidatura presidencial; sería el escenario menos probable, pero ya antes las ambiciones de los actores que crecieron al amparo de Montiel han dado muestras de indisciplina. Basta observar la nómina del gabinete para identificar la imbricación de actores que, identificados con el ex gobernador, conviven con el equipo de EAV en un tándem muy eficaz en lo electoral, que desde lo local estarán dispuestos a todo con tal de no perder el bastión más importante que tiene el priísmo nacional en la entidad. Ya hace algunos años sucedió una confrontación similar con motivo de la votación para incrementar el IVA en alimentos y medicinas, los diputados federales que formaron parte de la bancada en el 2003 lo recuerdan: en la misma noche recibían llamadas de su partido para ir en contra de la iniciativa de Fox y de su gobierno para apoyarla, desde el líder estatal del PRI hasta el Secretario General de Gobierno hicieron llamadas personales a sus diputados. Fue una madrugada tormentos y el resultado fue colosal, los votos de la bancada mexiquense fueron determinantes en aquella derrota a la iniciativa presidencial, que provoco la renuncia de Alfredo del Mazo González de la coordinación de la bancada priísta local y, de inmediato, la ruptura con Elba Esther Gordillo y el complicadísimo arribo de Emilio Chuayffett a la coordinación de la bancada de su partido en medio de jaloneos por la ocupación de aquellas oficinas. Algunos no lo quisieran reconocer, pero algunos lo recordamos.

Bajo las condiciones de una confrontación al interior del PRI, evidentemente las posibilidades de la oposición se volverían más atractivas, siempre bajo el supuesto de que se forme una coalición opositora importante, pues si acuden por separado, la fragmentación del voto podría, incluso, ayudar a ganar a un eventual candidato del PRI debilitado. En alguna colaboración anterior he señalado que el Índice Opositor ha pasado de 67.68% en 1999 a 19.89% el año anterior. Es cosa de ver los resultados del 2015 y 2016, para advertir que la fragmentación constituye un fenómeno que aporta diversas lecturas, según sea el estado y las coaliciones en disputa. Su dimensión va de la mano de un voto antisistema que han capitalizado tanto MORENA como algunos independientes que aún sin ganar restan importantes votos a los partidos tradicionales. El voto opositor, de castigo y antisistema, adquieren un valor significativo como resulta evidente con el cobro al PRI de poco más de 10 millones de votos que perdió entre el 2012 y 2015, dicha tendencia se incrementó este año con la combinación de una ola de malestar social alimentado con una marcada crisis de credibilidad en el gobierno de EPN y los escándalos no dejan de sucederse, sea por evidentes problemas de gobernabilidad que por escándalos de corrupción, por lo que no se ve que este escenario cambie en los próximos meses. La oposición tendría en este escenario las condiciones propicias para ganar bajo la modalidad de Candidatura Común recientemente regalada a la oposición por una mayoría absoluta que tiene el gobierno de EAV en la Legislatura, que no creo que se haya obsequiado a cambio de nada. Faltan unos meses para saber si se impone la “oposición domesticada” local o las dirigencias nacionales del PAN y PRD se toman en serio la sucesión local.

Fuente : ALFA DIARIO

Comenta con tu cuenta de Facebook