La Escuela Popular de Friedrichshain-Kreuzberg en Berlín se llamará a partir del 29 de junio “Gilberto Bosques”, en homenaje al cónsul mexicano que salvó la vida a unas 40 mil personas durante la Segunda Guerra Mundial.
Esta es la primera vez que una institución pública alemana recibirá el nombre de un latinoamericano. Friedrichshain y Kreuzberg son dos grandes “delegaciones” de la ciudad de Berlín.
En la ceremonia de cambio de nombre estarán presentes directivos de la Sociedad Alemana Alexander von Humboldt, que tiene prestigio en el país europeo, así como en el mundo.
Además estarán presentes representantes de la embajada de México en Alemania y directivos de ese colegio.
La Sociedad Alemana Alexander von Humboldt ha sobresalido por sus esfuerzos para que el nombre de Gilberto Bosques tenga un lugar en Berlín que lo honre en forma duradera y con el que se recuerde su acción.
Las escuelas populares son el emblema en el país de las oportunidades de educación para gente a partir de los 16 años, ya sean alemanes o extranjeros. Esos centros de estudios superiores posibilitan, con precios bajos y alta calidad, el acceso a la educación de quien así lo desee.
Expiden certificados que tienen validez en cualquier parte del país europeo, y las hay en todas las ciudades germanas. Reciben el financiamiento de varios presupuestos públicos y de donativos privados.
En 2013 se llevó a cabo en Berlín una gran exposición en su memoria que llevó el nombre de “Último refugio México: Gilberto Bosques y los exiliados de habla alemana”. El escenario de la muestra fue la Academia de Artes en Berlín.
Gilberto Bosques es abiertamente calificado con frecuencia de haber sido el “Schindler mexicano”.
Bosques fue cónsul mexicano en París en 1939 y en 1940 en Marsella, el puerto francés desde el que partían barcos para el continente americano durante la Segunda Guerra Mundial. El cónsul mexicano expidió numerosas visas para que perseguidos por la Alemania nazi se asilaran en México.
Entre quienes salvó la vida con ese documento se contaron judíos, españoles republicanos y antifascistas que estaban en el campo fascista francés de internación en Vichy, Francia, en donde las condiciones de vida eran muy difíciles porque las barracas estaban sobrepobladas y la alimentación era mala.
Los primeros españoles que habían estado apresados en ese campo fueron mandados de regreso a España, donde fueron fusilados.
No solo expidió en favor de esas personas miles de visas, sino que además los hospedó en dos castillos en las cercanías de Marsella que tenían jurisdicción territorial diplomática mexicana. Estaban ahí hasta que salía un barco que los podía llevar a México.
Gilberto Bosques realizó esa acción por instrucción del gobierno mexicano encabezado por el presidente Lázaro Cárdenas. En 1942, México entró en la Segunda Guerra Mundial al lado de los Aliados.
La maniobra del cónsul mexicano fue detectada por el gobierno nazi, de forma que la Gestapo, la policía secreta nazi, ordenó su encarcelamiento junto con todo el personal del consulado.
Fueron hospedados en un hotel en la ribera del río Rhin en Bad Godesberg, en las inmediaciones de la ciudad alemana de Bonn. La detención duró más de un año, tras lo cual pudieron regresar a México.
Cuando el cónsul regresó a la Ciudad de México en marzo de 1944, estaban esperándolo miles de personas a las que había salvado la vida.
Gilberto Bosques tuvo una larga vida: falleció a la edad de 103 años en la Ciudad de México en 1995. Había nacido en Chiautla, Puebla, en 1892.
Gilberto Bosques ha recibido numerosos honores y condecoraciones póstumas por su actuación en diversos países europeos: en el barrio Donaustadt en Viena hay un boulevard para pasear que lleva el nombre de “Gilberto Bosques”.
En marzo de 2015 se llevó a cabo en Luxemburgo un homenaje en el 20 aniversario de su muerte, solo para citar algunos de los honores póstumos que sigue recibiendo.