El negocio de la publicidad exterior “representa alrededor de 7 mil 500 millones de pesos al año en el país y solamente en la Ciudad de México es de aproximadamente 3 mil 500 millones de pesos anuales”

Si las empresas de publicidad y el gobierno cumplieran con las reglas que estipula la Ley de Publicidad Exterior en la colocación de espectaculares, alrededor del 50 por ciento no cabrían, es decir, tendrían que ser retirados de las calles de la ciudad y del país en general.

El negocio de la publicidad exterior “representa alrededor de 7 mil 500 millones de pesos al año en el país y solamente en la Ciudad de México es de aproximadamente 3 mil 500 millones de pesos anuales”, explicó en entrevista para Letra Roja el maestro Jorge Carlos Negrete, presidente de la Fundación por el Rescate y Recuperación del Paisaje Urbano (FRRPU).

Con la cantidad monetaria que representa este negocio lo ideal es que se regularan sus prácticas, sin embargo “aunque tenemos una Ley de Publicidad Exterior que se supone regula absolutamente todo en el mercado, la verdad es que no se está aplicando de la manera que debería”, dice Negrete.

“Hay alrededor de 47 empresas de publicidad en la Ciudad de México, de las cuales tres o cuatro son las que dominan el mercado, tienen alrededor del 50 o 60 por ciento de la totalidad; las otras 40 y tantas representan el 40 pr ciento restante. Pero todas presentan algún problema en cuanto a la colocación de sus estructuras o a la falta de licencias, ya sea en vallas o en espectaculares”, dice.

Negrete dice que hay tres vertientes derivados de la publicidad exterior desordenada y caótica: destrucción del paisaje urbano; publicidad igual a bombardeo constante de información y protección civil.

La ciudad secuestrada por la publicidad

La invasión de publicidad en los espacios urbanos es un foco impresionante de contaminación visual para los ciudadanos, además de contaminación física, pues los niveles de basura que dejan son muy altos y esto incrementa en la época electoral, comentó el presidente de la FRRPU.

Negrete refiere que en las ciudades hay publicidad por doquier. “Tenemos los espectaculares. Tenemos vallas y tapiales que son los que están a nivel de la calle. Tenemos publicidad en mobiliario urbano, ya sea en bajopuentes, buzones telefónicos, casetas telefónicas -que está prohibido, pero ahí están-, en parabuses, en las estaciones del metro, metrobús, trolebús, tren ligero, dentro de los andenes, dentro de los mismos trenes”, dice.

Explica que la Ley de Publicidad Exterior estipula que al colocar un espectacular no puede haber absolutamente nada 100 metros a la redonda. Sólo puede haber otro espectacular 250 metros más adelante, en la misma calle pero en acera distinta, es decir, “van a acera cambiada, eso significa que en la misma acera hay medio kilómetro entre uno y otro”.

Sin embargo muy pocas avenidas cumplen con este requerimiento. Negrete señala que sólo en Patriotismo se llevó a cabo dicho ejercicio.

“En el corredor de Patriotismo había aproximadamente 130 espectaculares, cuando se colocaron los que caben en esa vía primaria de acuerdo a la Ley de Publicidad Exterior quedaron menos de 30, quedaron como 29. El 85 por ciento tuvo que ser retirado porque no cabía”, dice.

Negrete dice que si reordenan los espectaculares habría un gran porcentaje de retiro. Por ejemplo, “en el Viaducto hay 110 anuncios espectaculares, pero el 90 por ciento de esos están en azoteas de inmuebles y estos tendrán que ser retirados y no habrá donde ponerlos porque no tenemos espacios en el Viaducto”, explica.

Espectaculares, un peligro latente

Los espectaculares tienen grandes problemas como es el de protección civil. “Los inmuebles, pueden ser casas o edificios, no están diseñados para tener estructura de ese tamaño ni de ese peso en las azoteas. Llegan a pesar 20 toneladas, hay de cinco, de 10, de 20 toneladas, es un peso bastante importante. Si cambian las estructuras normales y le ponen anuncios electrónicos el peso es mucho mayor”, refiere Negrete.

El presidente de la FRRPU añade que la tensión constante a la que son sometidas las estructuras de los espectaculares hacen que se desplomen. “Hay vientos de manera permanente en la Ciudad de México, si la estructura que impide el paso del viento está dañada y no se le da mantenimiento, éste hará tensión cuando llegue a una velocidad determinada y la estructura se caerá”, dice.

Negrete informa que en 2016 “se cayeron casi 200 estructuras en el centro del país, casi todas en la Ciudad de México y en el Estado de México porque hubo tormentas con muchísimo viento. Este año llevamos alrededor de 14”.

La Ley de Publicidad Exterior prohíbe poner espectaculares en las azoteas de los inmuebles porque no están diseñados para ello, sin embargo la gran mayoría se encuentran en estos lugares porque no se ha aplicado el programa de reordenamiento de publicidad que ordena que se quiten todos esos anuncios y se coloquen solamente los que caben, dice Negrete.

Anuncios electrónicos, un futuro peligroso

El viernes 4 de marzo los automovilistas del segundo piso del Periférico a la altura de San Antonio se tomaron unos segundos para atender a un video pornográfico proyectado en un espectacular de la empresa Grupo Carteleras.

La empresa podría pagar una multa que va de los 107 mil pesos en adelante por violar el artículo 15 de la Ley de Publicidad Exterior de la Ciudad de México donde se prohíbe la exhibición de videos en este tipo de anuncios.

Sin embargo, el problema de los espectaculares electrónicos va más allá del pago de una multa que a todas luces es accesible para la empresa de publicidad.

El presidente de la FRRPU explicó que la última edición de la Ley de Publicidad Exterior (6 de julio de 2015) obliga a las empresas de publicidad a que sus contenidos en anuncios electrónicos estuvieran estáticos durante dos minutos.

Sin embargo, Negrete dice que “eso desvirtúa en su totalidad el negocio de las pantallas electrónicas, la industria no está nada de acuerdo con ello porque se supone que lo que deben de tener es movimiento porque si no para qué quieren una pantalla electrónica”.

Negrete considera que “el problema se da porque la industria está migrando hacia ese tipo de medios porque es más rentable. Vamos a ir viendo cómo van a ir cambiando de manera constante las carteleras tradicionales por pantallas electrónicas tanto en publicidad exterior como en publicidad interior”.

Autoridades cómplices de las irregularidades

Pero sin la regulación adecuada por parte de las autoridades los casos como el mencionado pueden seguir ocurriendo. Negrete considera que hay lagunas y problemas graves en cuanto a la aplicación de la Ley de Publicidad Exterior.

La irresponsabilidad de la Oficialía Mayor para autorizar anuncios publicitarios en todos lados es muy grave. Por ejemplo, en los bajopuentes de las vías rápidas están colocando publicidad eso es muy peligroso en el sentido de que el conductor se distrae por la publicidad y no atiende el frente del vehículo, dice Negrete.

“Eso lo hace la Oficialía Mayor sin tomar en cuenta lo que marca la Ley de Publicidad Exterior porque ellos pueden dar permisos administrativos de la manera que quieran”, argumenta.

Negrete explica que el Instituto de Verificación Administrativa (Invea) es el encargado de sancionar a las empresas publicitarias que incurren en irregularidades. Pero señala que las multas son muy accesibles para las empresas, pues muchas veces siguen explotando el lugar hasta por los tres años que dura el proceso, por lo que los cien mil o millón de pesos no son nada para ellos.

Dice que el año pasado el Invea “ponía unas mantas que decía ‘anuncio en suspensión’”, y con ello evitaba que la empresa siguiera explotando el espectacular, vallas o tapiales.

Sin embargo, este año lo ha dejado de hacer. “El Invea no está haciendo absolutamente nada, ya no tienen mayor interés, está viendo qué otras cuestiones revisar, pero en publicidad exterior lo tiene abandonado”, concluye.

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