De nueva cuenta, Michoacán es motivo de escándalo luego de que se conociera que Emir Garduño Montalvo, mejor conocido como #LordRollsRoyce, es uno de los cuatro constructores que ejecutaron la obra del Libramiento Norte de Morelia, la misma que ha sido señalada en una docena de ocasiones, por los arreglos que ha requerido debido a los vicios y desperfectos que presenta.

El empresario, quien es investigado por distintos delitos, incluido el de homicidio, obtuvo dos de los contratos de esta obra a través de su empresa, Saro Infraestructura S.A. de C.V., pero en lugar de ejecutarla, subcontrató el servicio. La Secretaría de Comunicaciones y Transportes, pagó al susodicho más de 162 millones 630 mil 255 pesos por ambos contratos.

Proveedores locales que fueron contratados por el cuestionado personaje, acusaron que les quedó a deber dinero a pesar que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, le cubrió la totalidad de los contratos, y del trato privilegiado que recibió en Michoacán.

Los empresarios refirieron que el “constructor” presumía que gozaba de la protección del entonces comisionado Alfredo Castillo Cervantes, quien, presuntamente, también decidió a quiénes se otorgaría el proyecto, aunque la dependencia federal siempre afirmó que la obra había sido licitada a nivel nacional.

Con una inversión de 500 millones de pesos y beneficios para más de 750 mil habitantes, el nuevo libramiento norte de Morelia se anunció como la obra vial más relevante de los gobiernos federal y estatal para Morelia. Era uno de los puntos medulares del extinto Plan Michoacán y así se presumió. 17 meses después de su fecha fatal de conclusión, los problemas y reclamos siguen.

Y es que, por omisión u olvido, la construcción del Libramiento Norte de Morelia generó graves problemas para al menos seis colonias de la capital michoacana, luego de que los trabajos que ejecutaron las empresas contratadas por la SCT no incluyeron la habilitación de un colector pluvial y, además, “taparon” con los materiales de construcción la cuneta central en la que se concentraban los escurrimientos pluviales.

Para llevar a cabo la construcción de la vialidad de 7.8 kilómetros de longitud, la SCT realizó 10 contratos: 5 para la ejecución del proyecto a las empresas (vía licitación): Biec Servicios Profesionales de la Construcción SA de CV; Saro Infraestructura SA de CV (dos contratos); Constructora Eunice SA de CV; y Constructora Sunray SA de CV; a ellas se les pagó, en global: 453 millones 756 mil 429 pesos con 79 centavos.

También, realizó otros cinco contratos, mediante el proceso de “invitación a tres personas” de seguimiento y control de las obras ejecutadas en el libramiento, a las empresas Grupo Integral de Servicios de Ingeniería SA de CV; Dirac SA de CV; Servicios de Construcciones Técnicas Geoglasa SA de CV; Servicio de Apoyo Profesional SA de CV y Grupo de Ingeniería Civil Avanzada SA de CV; con un presupuesto global de 14 millones 534 mil 788 pesos con 18 centavos.

El libramiento norte de Morelia debió concluir en diciembre del 2014. No fue posible. Se anunció con bombo y platillo como la obra más relevante en materia de vialidades, de la administración federal y estatal; hoy, sus fracturas son tantas como las irregularidades de su proceso.

17 meses después de la fecha anunciada de conclusión, el enorme elefante gris, que no blanco, es sometido continuamente a nuevos trabajos de corrección: cuadrillas de obreros trabajan desesperadas sacando alambrón y varilla en mal estado; rompiendo la gruesa capa de concreto hidráulico y rascando las entrañas de cemento para tratar de enmendar los errores.

La moderna obra vial, programada para nueve meses, debió concluirse e inaugurarse en diciembre del 2015; a la vista; hoy día, presenta en su superficie de rodamiento tantas fracturas e irregularidades como el número de inconsistencias detectadas y denunciadas por los contratistas.

Un proyecto moreliano, una obra pedida y gestionada por el Estado michoacano, fue ejecutada por cuatro empresas; tres de ellas procedentes de Toluca, Estado de México; coincidentemente, ese trio de constructoras trabajó de cerca, en su tierra natal, con Alfredo Castillo Cervantes, quien en ese tiempo se ostentaba como Comisionado Especial para la Seguridad y el Desarrollo de Michoacán. La última constructora es Eunice, una marca michoacana.

La hipótesis de que el toluqueño -hoy titular de la Conade-, tenía metidas las manos en todas las obras y acciones de gobierno, buscando determinados beneficios, según los constructores consultados, se fortalecieron al conocer el origen de las tres empresas constructoras: Saro SA de CV, Bies SA de CV, y Farsay SA de CV. Las tres, originarias de Toluca, Edomex.

En diciembre del 2014, Raúl Murrieta Cummings, subsecretario de Infraestructura de la SCT, avaló los trabajos que se llevaban a cabo y dijo que el proyecto tendría un “final de fotografía”, es decir, que se concluiría en tiempo y forma; les dijo a los morelianos que el gobierno federal garantizaría una obra moderna, segura y rápida en ese nuevo anillo periférico.

En ese momento, ante la cercanía de la conclusión del plazo fatal, el funcionario federal ordenó y anunció una serie de trabajos para acelerar la obra y concluir en tiempo y forma, el 31 de diciembre de 2014, la fecha fatal, la de culminación.

Y en un gesto de buena voluntad y trabajo coordinado, le ofreció al ayuntamiento de Morelia, entonces encabezado por Wilfrido Lázaro Medina, que tomara el control de las áreas situadas debajo de los puentes que se estaban edificando, para que los convirtiera en espacios recreativos con internet, donde los jóvenes pudieran pasar un rato ameno o estudiando.

Llegó y pasó el 31 de diciembre. La obra seguía sin concluirse y, además, presentó las primeras irregularidades en su trazo de más de 7.8 kilómetros de longitud. Para ese entonces los tropiezos no solamente eran en la obra física, sino también en lo administrativo.

Entre febrero y marzo decenas de transportistas de carga y diversos proveedores de materiales para la construcción cerraron el libramiento y desataron el caos vial en una de las zonas de mayor paso de carga vehicular de bajo, mediano y alto impacto.

Los quejosos demandaban el pago de más de 7 millones de pesos, que les adeudaban desde octubre del 2014 dos de las empresas toluqueñas: Saro Infraestructura S.A. de C.V., la empresa de #LOrdRollsRoyce, y Grupo Farsay S.A. de C.V.

Ambas empresas habían subcontratado el servicio a dos constructoras michoacanas, pero, por razones aún no expuestas, no cubrieron los pagos correspondientes a los servicios que solicitaron, aun y cuando a las tres empresas del Edomex se les pagó en tiempo y forma cada pago que les correspondía.

El llamado de la SCT a los paristas que tomaron las estructuras de La Central, Pedregal, Lago y El Realito, para que liberaran las instalaciones bajo la promesa de que se les cubrirían adeudos, surtió efecto. Los quejosos volvieron a sus hogares con la promesa empeñada.  Hay quienes afirman que ya no hubo pago completo, pero que por amenazas del #Lord, decidieron dejar el asunto y las denuncias que habían expuesto, ya no se ratificaron.

Las correcciones realizadas se suman a los trabajos que siguen incompletos: hace falta jardinería, colocación de material antigrafitti, y detallados tanto en el alcantarillado como en las juntas en carriles centrales.

La obra cumbre de las administraciones federal y estatal dejó hace meses su vestido de fiesta y se convirtió en el prietito del arroz. Ninguna autoridad quiere ya hablar de ella. Ante la presión, Alfonso Martínez, presidente municipal independiente de Morelia, anunció que buscaría a la SCT y le pediría cuentas. No dijo cuándo y tampoco lo ha hecho.

A pesar de que en los contratos se acordó que las empresa debían realizar, entre otras cosas, trabajos de terracerías, obras de drenaje, pavimentos, obra complementaria, obra inducida, estructuras, señalamiento vertical y horizontal, el Libramiento Norte de Morelia carece de drenaje.

Por omisión u olvido, la construcción del Libramiento generó graves problemas para al menos seis colonias de la capital michoacana, luego de que no incluyeron la habilitación de un colector pluvial y, además, “taparon” con los materiales de construcción la cuneta central en la que se concentraban los escurrimientos pluviales.

El Organismo Operador de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento de Morelia, solicitó a la SCT su participación en la limpieza y rehabilitación de la cuneta, el retiro del material de construcción que podría colapsar la red hidráulica; información digital sobre los planos de obra terminada, tanto estructurales como la infraestructura de servicios que aloja y la información de las bocas de tormenta de los carriles laterales, “ya que en estos momentos no se cuenta con las rejillas en ellas, lo que es un riesgo para el flujo vehicular que transita en la zona”.

El oficio procedente de la subdirección de Distribución, a cargo del ingeniero Francisco Servín Barriga, con número OOAPAS S.D. 016/2016, con fecha del 9 de marzo del año en curso fue recibido un día después tanto en la SCT como en la Junta de Caminos.

En el oficio se hacer referencia a los resultados de una inspección en la que fueron observados “puntos críticos”, como es “la inexistencia del colector pluvial en el cual desembocaría toda el agua producto de lluvia que proviene de la avenida Leandro Valle y se incorporaría a la cuneta central existente del periférico, con el cual se evitara el incremento de escurrimiento a esas colonias bajas de la ciudad, la limpieza y rehabilitación de la cuneta central entre Av. Leandro Valle y Av. Pedregal evitando así tener taponamientos hidráulicos producto del material depositado dentro de la ejecución de los trabajos en los puentes y el retiro de todo el material que se encuentra en los hombros de la cuneta ya que este a su vez, volverá al centro de la cuneta y taponeará toda la red sanitaria y pluvial existente en las colonias aledañas de dicho periférico” (sic).

CONTRATO 1:

CONTRATO 2: