Gran lección de Cinépolis a Cuarón

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Haber cedido sería claudicar a los principios básicos del capitalismo de libre mercado

Qué bueno que Cinépolis no programó la proyección de la película Roma de Alfonso Cuarón.

Es una gran noticia porque refrenda que la cadena de salas de exhibición cinematográfica propiedad de Alejandro Ramírez es congruente con un sistema de libre competencia y no se deja mangonear por algunos de los trasnochados seguidores del cineasta que tanto ruido hacen en las redes sociales.

Es posible que Roma sea un hit y genere ingresos millonarios tanto para Netflix como para las escasas salas de cine que la están exhibiendo desde el fin de semana.

En este caso, ellos saldrán triunfantes financieramente estos días, lo cual está muy bien, aunque no lo sabremos porque ni Netflix ni esas salas reportan de forma transparente sus ingresos por película exhibida.

La Canacine no tiene acceso tampoco a esos números.

Pero lo más importante de todo es que Cinépolis resistió la presión de las hordas de pseudointelectuales que propugnaban porque se exhibiera, casi a la fuerza, Roma en sus salas. Haber cedido sería claudicar a los principios básicos del capitalismo de libre mercado, que asigna eficientemente vía precios los recursos en la economía.

Cuarón eligió a Netflix como su principal plataforma de distribución. Pues bien, ahí tiene a Netflix.

Algunas personas creen que cadenas como Cinépolis o Cinemex están obligadas a exhibir estas películas. Pero obligarlas sería un acto autoritario.

Equivaldría a obligar que una pieza musical fuese transmitida en ciertas estaciones de radio; o a que en un edificio corporativo se exhibieran obras escultóricas y pictóricas de artistas plásticos.

Imaginemos, por ejemplo, que en la Convención Bancaria o en Expo CIHAC, los organizadores tuviesen que programar la puesta en escena de un espectáculo dancístico o coral, con el argumento de que ciertas obras deben ser vistas por el público, ahí donde acude gente.

Puede ser que Roma sea una obra de arte. Para quienes nos gustan las buenas películas, en un rato de ocio, posiblemente tengamos un par de horas para verla mientras saboreamos algunas rosetas de maíz.

Pero quienes defendemos la libertad no podemos estar de acuerdo con aquellos que quieren forzar al sistema que nos rige a exhibir obra cambiando las reglas del juego económico.

Además, la Cuarta Transformación ni siquiera ha iniciado, y todavía no se asoma al Congreso nada que se asemeje a una Ley Cuarón, ni similar.

JIMÉNEZ PONS FIBRAS

Fonatur apostará fuertemente por los fideicomisos en bienes raíces (Fibras) para colocar en el mercado paquetes de activos turísticos cuyas rentas podrían dar jugosos rendimientos a millones de inversionistas. De acuerdo con Rogelio Jiménez Pons, su próximo titular, sería un modelo innovador que democratizaría la propiedad de los activos que están en propiedad del Estado Mexicano en materia turística.

Carlos Mota / Un montón de plata / Heraldo de México

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