Guardaespaldas de élite en México fuera de control

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Si das un paseo durante la hora de la comida por Polanco, una de las colonias más elitistas de la Ciudad de México, los verás. Son pequeños grupos de hombres con cuerpos atléticos vestidos con trajes grises o azules, que a menudo se perciben escaneando con atención lo que hay en su entorno.

Están ahí para proteger a los miembros de la clase política y empresarial del país. Los cuidan de secuestros, robos, y asesinatos. Estos guardaespaldas se han convertido en parte fundamental de la industria de la seguridad privada en México, la cual que ha crecido rápidamente.

Sin embrago, en las últimas semanas su presencia en los titulares de los diarios del país también ha crecido, debido a que se han visto involucrados en todo tipo de incidentes, desde los más comunes y triviales, hasta los violentos y peligrosos, lo cual sugiere que están actuando por encima de la ley.

“Definitivamente, estos guardaespaldas han cometido agresiones en estos días. Creo que ese sector necesita mejores leyes”, dice David Nieto, un exsoldado fornido de 38 años que se convirtió en guardaespaldas después de dejar el ejército en 2003. “En algunos empleos me han dicho que tengo que deshacerme de alguien que los molestó, les respondo que si quieren a un matón busquen a alguien más”.

El año pasado los medios locales informaron que varias personas murieron en distintos hechos que involucraron a guardaespaldas en la Ciudad de México. En la mayoría de los casos, ellos dispararon y mataron a presuntos delincuentes. Pero a pesar de las dudas sobre la excesiva demostración de fuerza, estas acciones continúan.

Los guardaespaldas, popularmente llamados “guaruras”, también han sido relacionados con muertes que van más allá de una acción momentánea. El mes pasado el procurador de Puebla, estado que se encuentra al este de la Ciudad de México, anunció que en una investigación sobre seis personas desaparecidas, las autoridades descubrieron que un empresario local había ordenado asesinarlas en venganza por un robo violento.

De acuerdo con la investigación, el empresario envió a sus guardaespaldas para secuestrar, torturar, matar, mutilar, y después quemar a sus víctimas.

Ni los homicidios en la capital del país, ni el horror en Puebla, recibieron tanta atención como el caso de una agresión que sucedió el mes pasado en la delegación Miguel Hidalgo de la Ciudad de México, justo donde se localiza Polanco. La diferencia es que ésta fue transmitida en vivo vía Periscope.

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En el ataque se vio envuelto un funcionario llamado Arne Aus den Ruthen, cuyo trabajo consiste en identificar los problemas de recolección de basura, alumbrado público en mal estado, y otras cuestiones similares. También denuncia las violaciones al reglamento de tránsito en tiempo real a través de la web, en la que ya tiene más de 50.000 seguidores.

Eso hizo el 10 de febrero pasado. Grabó a cuatro “guaruras” que habían estacionado sus autos en la banqueta. Ellos llamaron a su jefe — un empresario de los medios de comunicación relacionado con el gobierno federal de nombre Raúl Libién — quien se enojó debido a que Arne Aus estaba poniendo en evidencia a sus empleados al violar el reglamento de tránsito.

“Déjame hablar con ese pendejo, dale mis coches para que se los meta por el culo”, expresó Libién por el altavoz del teléfono. Los policías que estaban cerca se negaron a actuar, al parecer, intimidados por los guardaespaldas.

Una semana después Arne Aus, aparentemente se encontró de nuevo al mismo grupo en un lugar donde no está permitido estacionar automóviles. Esta vez, los guardaespaldas lo atacaron y le quitaron su teléfono celular. Todo quedó grabado. El video pronto se hizo viral en las redes sociales.

Video via YouTube

“No sólo soy yo, sino que todos los ciudadanos tiene miedo de ser atacados por guardaespaldas que no respetan la ley”, dijo Aus den Ruthen a VICE News hace unas semanas. “La policía no quiere actuar, por ello debemos seguir evidenciando este comportamiento; no hay ningún punto en la ley, donde se regule acerca del temor que tienen los policías para hacer frente a guardaespaldas que trabajan para patrones que violan la ley”.

La arrogancia de la élite política y empresarial en México en los últimos años ha provocado indignación, por ello, en las redes sociales, los ciudadanos han difundido imágenes y videos en los que los miembros de ésta y sus familiares han sido captados borrachos, o en situaciones de abuso, violencia o desprecio contra otras personas. En muchas ocasiones se amenaza a quien está grabando ese tipo de casos.

Los guardaespaldas, dicen algunos analistas, son usados para cumplir amenazas que a menudo funcionan. La riqueza y el poder de sus patrones parece ser demasiado desalentador para la acción de la policía como el caso de Aus den Ruthen.

“Políticos, empresarios, y celebridades se rodean de estos tipos arrogantes, no sólo para evitar ser secuestrados sino porque eso les permite ejercer poder”, señaló el analista político Alfonso Zárate en su columna del diario El Universal.

“Las cifras son preocupantes desde cualquier punto de vista. Sobretodo si vemos que estamos ante un ejército irregular, disperso, fragmentado, e informal, que supera a los 544.000 elementos que tiene la policía en el país”, expresó Zárate.

De acuerdo con una reciente investigación del portal de noticias Animal Político, el numero de guardias privados de seguridad registrados ante el gobierno federal ha crecido más de 17.000 por ciento en una década. Pasó de 419 elementos en 2005 a 73.411 este año. Las empresas dedicadas a esta actividad también han crecido de manera impresionante. Había sólo 310 compañías privadas de seguridad registradas ante autoridades federales en 2013, ahora son 1.103. No obstante, los analistas aseguran que hay compañías que ni siquiera se conocen, por lo cual podría incrementar el número.

Animal Político cita las estimaciones de la Asociación Mexicana de Empresas de Seguridad Privada (AMESP), las cuales señalan que podría haber entre 250.000 y 600.000 guardaespaldas clandestinos, y cerca de 8.000 o 9.000 compañías de seguridad privada no registradas.

Todas estás empresas trabajan sin ningún tipo de control. Incluso las que están registradas no tienen una regulación adecuada.

No hay requerimientos en las compañías para checar records criminales de las personas que contratan, o para realizar exámenes para detectar drogas. Por el contrario, la AMESP se queja que las empresas formales se enfrentan a trámites de registro largos y burocráticos.

Los intentos para una adecuada regulación no han llegado muy lejos. Una propuesta de Ley Federal de Seguridad Privada se ha quedado en el senado. El alcalde de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, dio pocos detalles y ninguna cifra cuando prometió — en medio del caso Aus den Ruthen — regulaciones para que los guardaespaldas y sus vehículos fueran fáciles de identificar.

Sobre dicho caso, un guardaespaldas fue detenido y acusado de robo agravado, pero los otros no han tenido consecuencias, tampoco su jefe Raúl Libién.

Incluso la Comisión de Derechos Humanos de la capital ha ordenado a Aus den Ruthen detener sus filmaciones en Periscope por quejas de personas que se sienten expuestas.

Aunque analistas reconocen que tales métodos vergonzosos utilizados por un funcionario ponen en la mesa el debate sobre abuso de poder, señalan que la principal preocupación en este caso es que con frecuencia los patrones de los guardaespaldas son más poderosos que las autoridades locales.

“El problema es que nos hemos enfocado en Arne y no en los cientos de Libién que existen. Arne es un síntoma, pero la enfermedad es que los políticos y empresarios son intocables”, señaló Salvador Camarena en El Financiero.

Finalmente, el guardaespaldas David Nieto comenta: “las leyes son insuficientes y las regulaciones deben mejorar, pero eso es una tarea del gobierno, no puedes pedir que los guardaespaldas regulemos nuestra profesión”.

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