Historias de Uber: el perro que habla

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Los conductores de Uber han vivido todo tipo de experiencias extrañas. Ninguna de las que hemos contado se parece a esta. Javier maneja Uber desde hace unos meses. Una vez le tocó llevar una tortuga. En otro viaje, llevó unas radiografías.

Hace unas semanas le pasó la cosa más loca. Su pasajero era un perro que hablaba. La misma cara que estás haciendo la hizo él cuando le dijeron que el perro contestaba a lo que le decían.

Resulta que fue por un viaje en Lomas de Chapultepec. La mujer que pidió Uber quería que llevaran a su perro a una clase de yoga, sí, como lo lee, un perro que va a una clase de yoga.

Javier les preguntó si alguien lo acompañaría, y la mujer le dijo que no, que el can era muy educado, que avisaba si quería ir al baño y que contestaba “sí” (con un ladrido) y “no” (con silencio) si se le hacía una pregunta.

“No lo podía creer, la señora estaba muy segura de que el perro respondía, de hecho antes de que empezara el viaje le preguntó si quería ir al baño y el perro se quedó en silencio. Pensé que podía ser una coincidencia, pero la mujer le cuestinó si iba cómodo, y el animal dio un ladrido”.

Javier estaba sorprendido, claro que no se fue platicando con el cachorro en el camino, pero asegura que en algunos momentos le preguntaba si iba bien y el perro daba un ladrido y movía la cola. Le fue bien en su clase -al menos eso dijo cuando le preguntó-, y de regreso se quedó dormido. Ya no hubo plática. Tal vez en otra ocasión o tal vez, ya no quería hablar con nadie.

Hasta aquí la historia de hoy, nos leemos la próxima.

Fuente : Letra Roja

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